sábado, 15 de marzo de 2008

Porque tú hace mucho ya que te quedaste...

Acabo de hablar con Mariano. Estaba nervioso. Andaba sacando y metiendo cosas en la maleta. Como siempre, antes de partir, como todos los años en estas fechas. Hasta las tres no cerrará el equipaje. Le he dicho que no se apure, que este año no le van a pedir galletas de chocolate ni latas de atún a medianoche. Ha hecho una pausa. He intuido una sonrisa. Me ha dicho que se acordará de mí…pero que las galletas no las saca, que las llevará todo el día consigo por si ve a alguien que las necesita, sobre todo en la cola del café…a medianoche…

“...Allí, los sentimientos más puros, las ideas más claras, los pensamientos más lúcidos llegan sin avisar, te pillan desprevenido y te desbordan; y sé que siempre llegan, que siempre hay un antes y un después, pero me siguen pillando desprevenida… Cuando uno se abandona al anochecer de la luna llena de Pascua en aquellas colinas bajas, verdes, onduladas, desde el rincón por el que se accede a la parte Este de la iglesia, puede pasar horas y horas en silencio, tranquilo, mirando al horizonte, con la alegría serena del que encuentra su lugar, con la calma del que todo lo tiene, con el cobijo del que se sabe protegido y la confianza del que se siente capaz de superar sus obstáculos, romper sus ataduras y creer en sus posibilidades, en sus inmensas posibilidades…Es el amor. Es el amor que todo lo puede, es ese mágico y a veces extraño, círculo virtuoso, tan frágil y tan fuerte al mismo tiempo, que lo rodea; es esa intensidad y bondad que lo caracteriza, lo que nace y puede habitar en nosotros, y además es capaz de trascendernos obnubilando nuestras oscuridades y haciendo brillar nuestra luz… Es el amor…” (Pandemonium, abril 06)

“Me he dado cuenta de que hay veces en la vida que es necesario preparar “sorpresas”, porque así conseguimos hacer únicos determinados momentos, que de otra manera no trascenderían por su extrema cotidianeidad.
Me he dado cuenta de que cuando sentimos la necesidad de despedirnos de alguien o de algún lugar, debemos respirar hondo y hacerlo, a ser posible solos.
Me he dado cuenta de que cada persona puede estar intentando acercarse a nosotros de la mejor manera que sabe. Y porque a veces uno no perciba ese acercamiento o incluso ese intento de acercamiento, no significa que el otro no lo esté intentando. Que cada uno tenemos nuestras maneras y nuestros ritmos.
Me he dado cuenta que hay que empezar cuantas veces sea necesario: No una o dos o cinco. Cuantas veces sea necesario. Que vale cansarse y parar, pero que siempre hay que volver a retomar el camino.
Me doy cuenta cada vez más de que por muy distintos que seamos, todos bebemos de una misma fuente.

Me he dado más cuenta de lo importante que es la paciencia y la espera para con el otro. Y de que hay que evitar las susceptibilidades. Que en el fondo no nos juzga nadie, sino nosotros mismos.
Me he dado más cuenta de que todos nos equivocamos y podemos en un momento determinado no saber qué hacer para que una relación funcione. Pero que la posibilidad de comenzar una relación no puede depender tanto del equivocarnos o no, que todo tiene que ser más sencillo, que el amor, en particular o en general, tiene que ser más sencillo. Y que cuando lo haya de veras, todo se vuelve más fácil y se crea un ambiente propicio al diálogo.
Me he dado más cuenta de otro matiz de la confianza. Que no sólo en la vida, sino con las personas, especialmente con las personas, la confianza se construye, no se produce por generación espontánea. Y que puesto que es construida, también puede sufrir ataques que la dejen herida e incluso destruirse. Que cada uno debe seguir su propio camino de confianza. Que con muchas personas no encajamos, pero que con otras muchas sí podemos compartir y construir esa confianza". (Una mañana de domingo de primavera en que los pensamientos y las emociones brotan de dentro como un volcán en erupción…Pandemonium, abril 07)

9 comentarios:

Fernando dijo...

Querida, nos desangramos continuamente, amamos sin piedad y sin perdón y lo peor el deseo es ciego e irrumpe como un tsunami llevándose todo...así que todo lo que dices es tan hermoso que cuando pienso en acariciar a alguien, ahora mismo a ti, con mis palabras, te podría decir que aún así y después de todo amar no deja de ser un ejercicio más del pensamiento...ya que si le quitamos todos los verbos que lo sustentan quedamos desnudos al borde de un precipicio...al cual sin embargo como no aprendemos acabamos tirandonos...lo terriblemente hermoso es que nuestra necesidad de poseer al otro nos hace tender todos los puentes que nos acerquen a él o a ella porque sentirlo cerca es un bien imposible de rehusar...sé feliz en todos los momentos que puedas y recuerda que eso suele ser poco tiempo en comparación con los deseos...besos querida Libertad.

UMA dijo...

Darse cuenta, es ya vivir màs relajado, uno se deja fluir, y lo demàs fluye con naturalidad.
Decìs muchas verdades de una forma maravillosa, creìble, que me arrastra a pensar que el mundo puede ser tan bello, tanto y como estemos dispuestos a verlo.
Una maravilla.
Besazo y buen finde, Libertad

ybris dijo...

De muchas cosas se da uno cuenta cuando recuerda.
Sobre todo de la importancia de las sorpresas agazapadas.

Besos.

Simplemente Olimpia. dijo...

Hoy, en este domingo preprimaveral para mi, contigo....despues de leerte, con la pausa que antecede al descanso, me pregunto que te hace volver a aquellas palabras que dejaste escritas.
NO sé si lo haces como ejercicio recordatorio, para fundamentar y sostener tu hoy, si lo haces por retomar aquel tiempo en que fuistes tan tú como ahora...o si...darte cuenta, has querido trasladarte a la enesíma vez de la primavera que florece de nuevo en tu día.
Da lo mismo....o no, a mi me premite disfrutar y darme cuenta de la grandeza de tus pensamientos, que no pasan de largo.
Que se queden, todas aquellas ideas que una vez y otra, son tuyas y nos permites , sean nuestras.
Contigo.

Olimpia.

Melpómene dijo...

A veces me sorprendes con mis propias reflexiones. Es acradable que me recuerdes cosas que olvido. Un besito

libertad dijo...

Pero hay aprender de lo que vivimos. No sé si servirá para algo, pero es la única forma que sé de sanar heridas y entender al otro. Besos a ti, Fernando

Para mí sí, querida Uma. Darme cuenta es poder fluir. Un beso fuerte. Siempre gracias.

No te creas, Ybris, lo de las sorpresas agazadas, fue todo un descubrimiento para mí (el darme cuenta, sí). Besos!

Melpómene, no somos tan distintos, no somos tan distintos. Todos bebemos de una misma fuente.

libertad dijo...

Querida Olimpia, sabia Olimpia, posiblemente por un poco de cada una de esas razones. Que al juntarlas, llevan a actuar, a traérlas de nuevo al presente, porque para mí tienen toda la vigencia, toda. Si además esa permanencia no sólo es en mí, sino también en vosotros, me alegro sobremanera.
Un beso fuerte
Contigo

Sebastian Lineros dijo...

No creas que no me acordé estos días

libertad dijo...

:). Este año se acordó Mariano de todos.