sábado, 27 de septiembre de 2008

...Y va viniendo (y eso que queda...)



Pasada la tempestad llega la calma. Una paloma pasea tranquila entre los setos que bordean la carretera. Yo la miro por un claro. Es blanca. Y parece hacer muecas con el pico cuando se deja rozar por algunas hojas que sobresalen al corte simétrico de las matas. Es una carretera en medio de la ciudad –como dijo mi niña cuando la vió- y eso hace que la paloma, los setos, y yo –que miro desde la ventana de mi coche mientras el semáforo está rojo-, sintamos “un momento de pausa” a camino entre los alrededores y el centro… La luz que me hace guiñar los ojos es preciosa. Esta luz de otoño que sublima los días. Llevo los mejores relatos de Tolstói en formato liviano de bolsillo -me los acaban de poner en la mano y los he cogido-. Sonrió. Oigo el punteo de una guitarra española en la radio, y luego, y por derivación, me viene a la cabeza no Viky sino Cristina, la de la última película de Woody Allen, y el “entretenimiento sosegado” que me produjo este personaje “como despreocupado y tranquilo, que experimenta y parece saber lo que no quiere después de probarlo”. Voy sin expectativas -no siento tener ninguna, al menos-. Y en ese estar, cuando llego, te encuentro pegada al cristal, casi sin parpadear, mirando a las jovencísimas patinadoras que recorren velocísimas la pista de hielo…y me sitúo a tu lado, y me pongo también a mirar, claro. Absorta, también. En la belleza, en la armonía. En el blanco que reverbera de la pista, en la calma. En la calma que está llegando poco a poco después de la tempestad...y eso que queda...

lunes, 22 de septiembre de 2008

A golpe de voluntad

Dicen que la química ni siquiera nace, existe. Existe desde siempre, y si no nos hemos percatado de ella antes es porque ha faltado el encuentro, el momento exacto en el que dos personas se conocen, o más bien, se “encuentran”. Pero, si esto es así, me pregunto… cómo ir hacia atrás, cómo deshacer lo existente (lo que existe “per se”, no porque se ha creado), cómo hacer vacuo lo que significa, cómo negar lo que hay si sabemos que lo hay y que no ha dependido de nosotros que lo hubiera, cómo acoger al invierno después de la primavera, cuando no hubo ni verano ni otoño y la primavera fue exultante y vino (no la llamamos), como viene la lluvia cuando hay nubes o corren los ríos cuando hay cauce. Cómo desencontrarnos de lo que encontramos sin buscar y casi sin querer, cómo desenroscar la espiral que siempre fue hélice, cómo olvidar la coincidencia, “la magia”, cómo. Sólo se me ocurren dos maneras: vendándonos los ojos o a golpe de voluntad. Tú escogiste la primera. Yo me quedé con la segunda.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Paréntesis (necesario) al presente

Baílame el agua (y van dos)

...Anda, vente....He descubierto un sitio nuevo... Ahí al lado, de verdad, no hay que ir lejos, en la barranca, en el otro lado del río, pero allí mismo. ¿Qué no sabes dónde es allí? Ya imagino, pero no te preocupes, yo te indico, yo te llevo, no te preocupes... Es que, verás, cuando al atardecer las nubes despiadadas pasan en días de septiembre como hoy por delante del sol, eclipsándolo, y sus últimos rayos intentan permanecer, su luz tenue pero penetrante rebota en las montañas y es espectacular su reflejo sobre el agua. Espectacular! ...Y me encantaría que lo vieras tú también...uhmmm, conmigo, que lo viéramos los dos; realmente, que yo lo vea cuando tú también lo veas, a la vez. Acércate, anda, y déjame que te diga bajito...En ese tiempo, el silencio no se puede romper con nada, con nada que no sea un susurro. Bueno, no, no creo que ni siquiera con un susurro, pero...también me gustaría susurrarte al oído, y...que estés, allí...Ven, anda, acompáñame, sígueme...Estoy dispuesta a dejar incluso que te sonrojes y me desvíes la mirada cuando yo te mire fijamente durante todo el tiempo, como al agua...pero ven, baílame, baílame el agua, sólo allí, sólo en ese tiempo, sólo a mí...

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Como a hurtadillas...

Creemos que estamos “fuertes” porque nos lo hemos repetido muchas veces. Porque hemos visto que no hay otra opción. Creemos habernos construido de nuevo la coraza para todas las ocasiones en que vayamos a coincidir en nuestra vida. Porque la vida de ambos sigue, claro. Pero no funciona esa coraza. Cuando llega la realidad, nos desmoronamos, nos desinflamos como un globo voluntaria pero artificialmente hinchado, en un instante, sin que podamos seguir reteniendo el dique de contención…Y es que nos empeñamos en vivir de prisa –cuando somos conscientes de que el tiempo apremia, en el mejor de los casos- pero la vida tiene sus ritmos, y los sentimientos más. El tiempo es necesario. La distancia también. Pero no siempre es posible. Incluso, la indulgencia con nosotros mismos, que afortunadamente es más posible porque sólo depende de nosotros… Ayer quería alimentarme de mis recuerdos, de mis recuerdos contigo, pero me di cuenta de que no podía. No podía, porque tenía que olvidarte. Y olvidar y recordar yo no sé conjugarlos al unísono. Llevo tiempo teniendo que olvidar, y con tanto olvido, me siento un poco a escondidas. Como a hurtadillas de mis propias emociones y sentimientos. Demasiados frentes abiertos. Demasiado tiempo y distancia inexistente. El vaso está lleno. A punto de derramarse…

domingo, 7 de septiembre de 2008

"Si olvidas el futuro pierdes el presente"

“…No hay que olvidar tampoco que esos viejos fueron jóvenes, que el tiempo de una vida es irrisorio, que un día tienes veinte años, y al siguiente ya son ochenta. Colombe cree que uno “puede darse prisa en olvidar” porque para ella la perspectiva de la vejez está aún tan lejos que es como si nunca fuera a ocurrirle. Yo en cambio hace tiempo que aprendí que la vida pasa volando, mirando a los adultos a mi alrededor, tan apresurados siempre, tan agobiados porque se les va a cumplir el plazo, tan ávidos del ahora para no pensar en el mañana…Pero si se teme el mañana es porque no se sabe construir el presente, y cuando no se sabe construir el presente, uno se dice a sí mismo que podrá hacerlo mañana y entonces ya está perdido porque el mañana siempre termina por convertirse en hoy, ¿lo entendéis?
De modo que sobre todo no hay que olvidarlo. Hay que vivir con la certeza de que envejeceremos y que no será algo bonito, ni bueno, ni alegre. Y decirse que lo que importa es el ahora: construir, ahora, algo, a toda costa, con todas nuestras fuerzas. Tener siempre en mente la residencia de ancianos para superarse cada día, para hacer que cada día sea imperecedero. Escalar paso a paso cada uno su propio Everest y hacerlo de manera que cada paso sea una pizca de eternidad.
Para eso sirve el futuro: para construir el presente con verdaderos proyectos de seres vivos…” (de la idea profunda nº8, La Elegancia del Erizo)

lunes, 1 de septiembre de 2008

...Fue Eva la que mordió primero la manzana

Eva, Adam. Adam, Eva. Qué más da quién comiera primero de la manzana prohibida, los dos pecaron. Siempre he pensado en la irrelevancia del orden en esta historia bíblica . O no he entendido nunca el hincapié en la relevancia de destacar el orden. Hoy, sin embargo, siento que si esa fuera la verdadera historia del pecado original, tuvo que ser Eva la que le diera el primer bocado. Seguro. Tuvo que ser ella... Si no, no me lo explico....