miércoles, 28 de agosto de 2013


...Con los años, a veces nos convertimos en rehenes de "lo nuestro"...(más, si hemos dedicado mucho tiempo a construir y definir "nuestros propios mundos")


Tarifa

...Cuando ves el mar desde uno de los huecos que deja la muralla desconchada por el agua salada y el viento del Castillo de Guzmán el Bueno, no imaginas que, a veces, hay veleros "inquietos pero sagaces" que llegan a su faro...

 …En esta ocasión, la playa de los Lances, la isla de las Palomas y el Estrecho de Gibraltar, parecían distintos. Toda Tarifa, en realidad. Más deteriorada por el paso del tiempo y la dejadez -me llamó la atención lo descuidadas que estaban algunas de sus calles y las fachadas de casas y edificios, sobre todo fuera de la zona céntrica, de la Puerta de Jerez-. Con un aire algo decadente, propio de algunos lugares de mar y de los vestigios de otra época que quedan en ellos. Con menos gente. Con más espacio para pasear. Más cerquita de África, y no sólo por los ferrys que te llevaban a Tánger en cuarenta y cinco minutos, que iban y venían, llenos de gente; sino, porque, en los largos atardeceres de la segunda semana de junio, desde la plazuela del viento, sin bruma, cuando volvíamos a casa, y mirábamos al mar, uno tenía la sensación de que podía tocar la costa norteafricana con la punta de los dedos, y sentirse un poco más cerca de ella, y de su realidad, y de su gente… África estaba más ahí.
Con los mismos rincones. Y otros nuevos, que descubrimos. Con más luz. Esta vez, Tarifa tenía más luz. Una luz más clara y limpia, todavía si cabe. Quizás fuese esa luz, y lo que nos cegaba su intensidad, pero el camino en la otra dirección, desde Tarifa a Zahara de los Atunes, haciendo un alto en Valdevaqueros para disfrutar de los “cometas en el aire”, estaba repleto de gigantes que movían sus brazos y se dirigían desafiantes hacia nosotros, como un día percibiera asombrado Don Quijote en otra tierra. Los modernos y enormes molinos de viento a ambos lados de la carretera, a lo ancho y a lo lejos, la hierba verde del campo y las flores vivas con su color intacto, fruto de una primavera larga y lluviosa, nos llevaron a ese paraíso que es la playa de Bolonia y su duna. Fue increíble ese contraste. La primavera y el verano en el mismo momento y tiempo. La hierba y el mar. El verde intenso y el azul... Un azul que cobró todos sus matices en la playa de los Alemanes, cuando la divisábamos desde el faro de la Punta del Camarinal. Desde allí arriba, la inmensidad del mar te conmueve. Desde abajo, si lo miras sentado en la fina y delicada arena, te lleva, te arrastra, te hipnotiza. Yo vi ese efecto en ti. Y en mí, pero más al caminar por la orilla. Juntos, el uno al lado del otro, y también, inmersos en nuestros propios pensamientos, a ratos. Yo intentaba captar la luz, y la textura de la arena, y el viento, y el mar, y a ti. A ti, conmigo. Allí.
Compartimos descanso y sabores. Primero en un remanso para los sentidos, algo escondido, que descubrimos a pie de playa. Y luego, al caer la noche, en el interior, en Véjer de la Frontera, y en su Jardín del Califa. Entre vino, risas, olor a azahar y conversaciones amigas donde el ayer y el hoy se encontraron y disfrutaron…Y al igual que veíamos al sol abrirse entre las nubes, desde la terraza de nuestra habitación, en el casco histórico de Tarifa, vimos la luna en un desvío en el camino. Inmensa. Iluminando la oscuridad. Toda. Y nos fuimos a dormir, exhaustos pero contentos,  y a emprender la vuelta...

...Cuando ves el mar desde uno de los huecos que deja la muralla desconchada por el agua salada y el viento del Castillo de Guzmán el Bueno, no imaginas que, a veces, hay veleros "inquietos pero sagaces" que llegan a su faro...
 

 

martes, 13 de agosto de 2013

De mis lecturas...

"El encanto de una nueva amistad se encuentra en la esperanza de transformar para ella, negándolo, un pasado que se hubiera deseado mejor" (Maurois, Climas, cap. 1, p.13)

"...Así, a la pregunta del porqué de la muerte respondió que para él la muerte no era más que un “desplazamiento dentro de la vida". Dios nunca la había imaginado de otro modo y no entendía por qué nosotros, los usuarios de la muerte, nos la habíamos tomado como una agresión personal. Un desplazamiento dentro de la vida. Era evidente que nos habíamos equivocado al nombrarla, o al llenar de contenido su nombre. Ni la muerte ni los taxistas malolientes estaban en el mundo para hacerme daño a mí, a nosotros." (Millás, El Mundo, p.93)
 
 ...Como decía Goethe, en un ámbito más personal, pero que se me antoja perfectamente aplicable y extrapolable a la sociedad en su conjunto: "Trata a las personas como si fueran lo que deberían ser, y ayúdalas a convertirse en lo que son capaces de ser" (Punset, E.,  Brújula para navegantes emocionales)
 
"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos" (Cortázar, J.)
 
"Si una persona ríe, la persona que la escucha reír, se siente alegre; si una persona llora, la que la ve llorar, se entristece. Si una persona se irrita o excita, otra persona, la que la ve, cae en un estado análogo. Por sus movimientos o por el sonido de su voz expresa una persona su valor, su resignación, su tristeza; y estos sentimientos se transmiten a las que la ven o la oyen. Una persona expresa su padecimiento por medio de suspiros y sonidos, y su dolor se transmite a las que la escuchan. Lo propio ocurre con otros mil sentimientos. Sobre esta aptitud del hombre para experimentar los sentimientos que experimenta otro, está fundada la forma de actividad que se llama arte" (Tolstoi, L. )

"Sólo podemos disfrutar de lo que podemos prescindir, de lo contrario, la tensión inherente a la posibilidad de perderlo es demasiado grande" (Santandreu, El arte de no amargarse la vida)