sábado, 27 de diciembre de 2014

Cotopaxi


….Cuando volví la cabeza aquella tarde de Diciembre, de frío de montaña tras una mañana lluviosa,  y te vi en esa especie de embarcadero en el que te habías quedado, mirando, tranquila, cámara en mano, vi también, la quietud, la calma y la serenidad, que se venía intuyendo. Y la sentí. Creo que fue esa conjunción del paisaje y tú juntos, al detenerme y miraros, lo que me despertó (esta vez, a mí).  Sentí lo que había anhelado durante el último año, allí, tan lejos, donde menos lo esperaba. Sonreí sin razón ni esfuerzo. Tuve la sensación de volver a encontrarme, de reconocerme, de saberme de nuevo. Y respiré hondo, y cogí todo el aire frío y limpio que pude. Y escuché, sobrecogida, el silencio. Su silencio, el de aquel lugar solitario, ajeno al mundo, y a otros visitantes, que pareció nuestro, y sólo nuestro, aquella tarde de primeros de Diciembre. Estábamos en la Laguna de Limpiopungo, dentro del Parque Nacional de Cotopaxi, y como nos había dicho el guía que contratamos donde comimos, “Poder del Águila” -su nombre traducido del Quichua-, era el mejor paso previo o preámbulo a la visita al volcán Cotopaxi… 
  


 
Rodeamos la laguna gélida, posiblemente de agua glaciar, y tremendamente quieta. Paseamos entre líquenes y matorrales altos, exuberantes, nada propios de esa altitud. Miramos con asombro a las plantas de preciosas florecillas rojas que crecían en estas latitudes, y  a la misteriosa  Nacha -o flor amarilla que calma la ira-. Los marrones y verdosos del valle y de algunas ondulaciones contrastaban con el gris azulado de los volcanes que nos rodeaban. La niebla no nos dejaba ver esa tarde al Cotopaxi, pero sí al Rumiñahui, el volcán hermano, que como consecuencia de la ruptura de su cráter en otro tiempo, lucía el perfil de un cóndor con sus alas desplegadas y a punto de echar a volar. Un cóndor majestuoso, que vigilaba “La Laguna”, y nos transmitía ese querer echar a volar. Al menos a mí, mientras oía, en un agradable susurro, las historias de "Poder del Águila", un andinista amante de sus montañas y con los ojos llenos de luz, de inocencia y de magia. Por la noche, descubrimos con emoción  e inquietud la Hacienda “La Ciénaga”, propiedad de la familia Lasso, la que le daba nombre al pueblo que había nacido en torno a ella. Se escondía detrás de eucaliptos, castaños y otros árboles centenarios, y era un lugar colonial y misterioso, con grandes puertas de forja y de madera, candelabros de otra época, largos pasillos y enormes salones señoriales, además de una preciosa ermita en el centro del patio interior -donde saborearíamos una satisfacción que  todavía desconocíamos-.  No pude, no obstante, dejar de pensar,  que en esa preciosa y acogedora Hacienda, había sitio de sobra para que todos los vecinos de Lasso durmieran bajo techo seguro y comieran caliente…Hay culturas y formas de hacer ante las que me cuesta no intervenir, aunque respete; y contradicciones, que me hacen torcer el gesto, aunque acepte... Es ese idealismo que a veces me pesa. Y, que otras, sin embargo, me aligera…
 

…La subida al Cotopaxi, no se habló o yo no estuve en esa conversación, supongo que en parte porque nos sentíamos ligeros y contentos; en parte porque "Poder del Águila" y Daniel debieron fraguarlo en silencio con sus miradas la tarde anterior en Limpiopungo; y en parte, porque estas cosas creo que no se hablan. Se hacen. Aquella mañana de Diciembre, soleada y sin niebla,  Eva, Daniel, “Poder del Águila”, Alma, Héctor y yo, nos quedamos a cincuenta metros del refugio del Volcán Cotopaxi, situado a unos 4800 metros de altitud. Creo que es lo más cerca que he estado de la Luna, en sentido literal y figurado. Cotopaxi significa “Cuello de Luna” y es uno de los volcanes activos –explosivo, además- más altos del mundo, con 5897 metros. Estuvimos cerca de la Luna, pero sobre todo hicimos el camino hacia ella, lo hicieron, en justicia, Eva y Daniel, "Poder del Águila", y Jorge, un visitante que se unió casi desde el comienzo. Y los niños y yo, los acompañamos en su travesía. Tanto, que fue un poco nuestra, también. Empezamos juntos, y nos bajamos, cuando empezó a llover, juntos. Jamás olvidaré vuestra fuerza y vuestro coraje en el Cotopaxi. Tú incluso subiste algunos tramos sin silla para suavizar una endiablada subida, de arena volcánica, escurridiza y más empinada de lo que parecía. Ahora lo recuerdo y soy más consciente que entonces de lo que conseguísteis, de vuestra resistencia, de vuestra voluntad, de vuestra fuerza, y de vuestro empuje. Uno tiene la sensación de que los límites siempre están más lejos de donde se encuentra, cuando está a vuestro lado. Fue increíble.  Increíble...
 

…De vuelta, cuando salíamos del Parque Nacional de Cotopaxi, desde el coche, no paraba de mirar a este volcán imponente y bello; marrón grisáceo en la base, que contrastaba, en la distancia, con el verde de la hierba del páramo; de tierra rojiza en el medio; y, blanco, helado, deslumbrante, en su parte alta y en la cumbre. Frío por fuera y con fuego dentro, el Cotopaxi. Miré también al otro lado, y me despedí del cóndor hecho volcán o montaña, de su hermano, el Rumiñahui; y, por supuesto, de la Laguna de Limpiopungo, de la laguna que significa “puerta de entrada al valle”,  y que para mí significó, entrada a otra etapa, a algo distinto pero en parte conocido, de nuevo a la calma, a la paz, a la libertad serena, a los atardeceres silentes, y a la vida, una vez más. Renacer. Renacer siempre. Con serenidad, con fuerza, con libertad. Esta vez, en Limpiopungo y en el Cotopaxi. Allí, a primeros de Diciembre... 

 
 

jueves, 18 de diciembre de 2014

En Quito...

...Árboles centenarios cuya silueta se percibe sobre el fondo gris del Pichincha. Y, por encima, las nubes blancas que dejan traspasar una luz de atardecer que te deslumbra. Niños de ojos negros y mirada despierta de no más de tres años corretean a nuestro alrededor con un desparpajo asombroso. Se respira vida. Anochece, y el cielo se acorta desde la altura...(en el parque "La Carolina", el último domingo de noviembre, al lado de vuestra casa, entre las calles "6 de Diciembre" y "Eloy Alfaro").



Me desperté dos días antes con margaritas naranjas en la mesita de noche. Preciosas. Naranjas. En un ramo, con otras florecillas lilas y rosáceas que las acompañaban a la perfección. Fue vuestro regalo acertado de bienvenida,  porque ellas, y los Pichinchas a través de los cristales, se convirtieron en mi primera y larga imagen de un Quito que se me resistía…El despertar a vosotros fue inmediato. Allí, os encontré perfectamente instalados, en otra altura, con otras vistas, pero con vuestro trabajo, con vuestras nuevas obligaciones, en una enorme mesa de esas que os unen. Me gustó conocer esa cotidianidad vuestra, reconocer algunos ingredientes, y compartirla. Sobre todo, compartirla, con sabor a guayaba, guanábana, mango, granadilla o naranjilla –esos placeres gustativos que sin duda procedían  de  lo que en otro tiempo fue “otro mundo”, e incluso a mí me pareció que ahora…-.  Luego, vino el despertar a la calle, pero a poquitos. De esos poquitos retengo, como un tesoro, los almuerzos en el centro cultural Metropolitano. Un remanso de paz, en medio del bullicio de la Plaza Grande y del centro de una ciudad que además de vivir hacia afuera estaba en fiestas, donde yo, como en una ensoñación, oigo al recordarlo un piano, y veo una cúpula acristalada en un  patio interior mirando por la ventana del restaurante que allí había. De la existencia de la cúpula, tengo pruebas fotográficas; de la música de piano, mi recuerdo es vívido, y vuestra complicidad también. Y, eso, ya me basta. Desde el Panecillo, Itchimbía, el mirador de la casa de Guayasamín, o el teleférico que subía al Pichincha, pude ver con perspectiva esta hermosa ciudad, encallada en un valle, a mis ojos y a primera vista alargada y flanqueada por esta parte de los Andes, que después se extendía y agrandaba con barrios enteros de casitas de colores diseminadas por las distintas laderas de los volcanes. Con sol y sombra, sobre todo por la tarde. Formando un tapiz de verdes y algunos rojizos alrededor de unas nubes inquietas, y de niebla que iba y venía, dejando casi siempre sentir unos rayos de sol verticales. Ese día, el de Itchimbía, y el del Mercado de La Mariscal, supe que ya empezaba a captar el Quito en el que vivíais. También vimos la Compañía, claro. Nos recreamos no sólo en el barroquismo dorado de su interior, sino en la perfecta armonía y “elegancia” con la que estaba construida y adornada. Me asombró mucho. No era el estilo que suele gustarme. Pero ese brillo, esas puertas, esa sensación de luz inmensa, y de nuevo esa armonía, que de alguna manera simplificaba el barraco,  se quedaron conmigo, y me ensancharon. Varias veces te miré, y pensé que a ti también.
 


 …Fue el taxista de la costa, de la zona de Guayaquil, alto y con rasgos distintos a los ecuatorianos que yo estoy acostumbrada a ver –estos suelen proceder del altiplano-, el que me dio más pistas de la gente de allí y de su diversidad. Su extrema amabilidad en el lenguaje, su espíritu de acogida y de apego a la familia, su ritmo calmado, y la enorme importancia de la mujer en el sustento de la economía familiar, que percibí, encajaron con lo que conocía y pensaba. Pero ese espíritu disidente y peleón de este hombre, que contrastaba con la aparente docilidad generalizada que se respiraba –vosotros me dijisteis que más en el lenguaje que en los actos-, me gustó. Sobre todo cuando la lucha por una sociedad mejor, se mezclaba con el predeterminismo de “pasa lo que tiene que pasar, independientemente de las circunstancias”. Muchos contrastes que despertaron mi interés…Más aún cuando sabes que allí, en Quito, existe una “capilla del hombre”, además de las dedicadas a Dios o a los Santos, precisamente porque de estos se sabe menos que del primero y sin embargo existen centenares... Una Capilla del Hombre. Me fascinó esta idea del pintor y escultor y muralista, Guayasamín. Descubrí que su talento y fuerza eran capaces de mostrarnos muchos rostros del hombre, y de despertar -de fuera adentro, y de dentro afuera-  muchas almas. También me gustó que después de su etapa del llanto, y de la ira, viniera la de la ternura. Es de nuevo esa reconciliación tan sabia de quien se sabe un hombre con todas sus consecuencias y contradicciones. Pintó a Paco de Lucía en una hora. Los principales rasgos del rostro de una persona no cambian, perduran a lo largo del tiempo, se quedan, pensaba, decía y pintaba. Cuando salí de su casa, vi a mi izquierda el árbol de la vida, y a la derecha, a vosotros. Sentados, comiendo, tranquilos, mirando a esta ciudad alta y de apariencia neblinosa, de casas de colores vivos, y volcanes al fondo, donde sólo se respiraba silencio, y ganas…
 
 
“Por los niños que cogió la muerta jugando, por los hombres que desfallecieron trabajando, por los pobres que fracasaron amando, pintaré con grito de metralla, con potencia de rayo, y con furia de batalla” (O. Guayasamín, En la Capilla del hombre).


sábado, 8 de noviembre de 2014

"La sal de la tierra"

...Cuando alguien ha vivido de cerca la barbarie, y ha sabido captar desde una profunda empatía, que va más allá de la mirada y la presencia, el rostro del hambre y de la guerra, de los éxodos, y del dolor humano, es difícil imaginarse una reconciliación con la condición humana tan épica, tan enorme y tan valiente: plantar 17.000 acres con más de 2,5 millones de árboles, para combatir una parte de la deforestación de la selva amazónica de su Brasil natal, de la tierra donde se crió... 
 
Conmovedoras y durísimas imágenes las del documental "La sal de la tierra". Brillante manera de aproximarnos a los viajes, a la fotografía y al mundo de Sebastiao Salgado, la de Wenders y Riberio Salgado, su hijo. Extraordinaria vida y estimulante forma de afrontar la decepción por todo lo humano, de seguir, de no pararse, la de Sebastiao y Lelia, o la de Lelia y Sebastiao, todo en uno. Volver a los orígenes. A la tierra. Plantar. Renacer.
 

domingo, 26 de octubre de 2014

Tirantes. Noche. Octubre. Bola del mundo

...En tirantes, con la ventana abierta, de noche a las siete de la tarde, y con la bola del mundo al lado, me muevo al ritmo de una canción que oigo en la radio, mientras intento preparar las clases de mañana. Una canción conocida, que no identifico, con mucho ritmo, pero suave. Hoy es un día raro. Los cambios estos de horario, que anticipan la noche, cuando no nos ha dejado todavía el calor, nos remueven, y crean paradojas como la que estoy viviendo en estos instantes. Tirantes, noche, finales de octubre (y bola del mundo, conmigo, mirando, dispersa). 
...Me detengo en el Tibet y veo que está, a mi vista, casi más cerca de Afganistán que de la capital china, aunque tengas que pasar algunas fronteras. Y uno sabe que Pakistán separa a Afganistán de la India, ¿pero también de China? Esto siempre se me olvida, con los rasgos físicos tan distintos que tienen sus habitantes...Es  heterogénea, intensa, desconocida, perturbadora para mí, Asia. Y seguro que fascinante, como lo es, desde que recuerdo, poder deslizarme con la yema de los dedos de un país a otro, de un continente a otro, sin moverme del sitio, sólo haciendo rotar esa esfera que tengo a mi lado. Realmente, el formato no es tan importante, me quedo embobada también con cualquier mapa del mundo, recorriéndolo con los ojos y la cabeza. Relativizas tanto con sólo mirarlos. Ando organizando un poco mi vida, pensando en lo siguiente, porque en el hoy pensé hace un par de meses. Sólo un par, y ya es mucho. Me gusta la improvisación, y sé que la vida es una continua improvisación. Pero también que haya que crear las circunstancias para generar recuerdos (o no sé si me gusta esto, pero creo que es así), porque los días se vuelven perezosos, algunas etapas cansadas, y con un poco de inercia de aquí y otro de desgaste de allá, también nosotros y lo que nos rodea.
Leo mucho de todo, últimamente. Mucho. Me cuesta salir de casa. No me da tiempo a hacer o a leer lo que "tengo que" y lo que me invento. A veces para evitar, otras para afrontar. Y aquí sigo, en tirantes, con la ventana abierta, mirando la bola del mundo de soslayo...Ahora ya centrada en América, del Sur, al Este, en su parte andina...y en las clases, claro.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Diario

Hoy han pasado cosas. 
Ha sido mi mejor clase de yoga desde que empecé. Hemos trabajado la concentración y me ha ido bien. Luego, en la meditación final, relajada y exhausta, has aparecido tú en el líquido amniótico abrazado a mí,  flotando. En una de esas posturas de abrazos en las que nos dormíamos tan fácilmente en cualquier lugar pese a la aparente incomodidad de las mismas. Y he sonreído aunque seguía con los ojos cerrados. Es tremenda la cabeza. Así que no sé muy bien si te has colado en mi relajación, o es que al sentir la relajación, has venido tú. Me quedo con lo segundo. Porque, después, me he dado cuenta de que entre tantas aceptaciones y seguir porque sí -nada es terrible-  me estaba olvidando del gusto de las pequeñas conquistas, a las que les podemos prestar toda nuestra atención y  mimo. De que aunque algunas cosas importantes no vayan bien en este momento, se puede encontrar y construir un cómo, día a día, gratificante. Me había olvidado de lo que podemos controlar. Fíjate. Yo.   

domingo, 14 de septiembre de 2014

 
"Ésa es la paradoja perversa que esconde el miedo al compromiso: cuanto más te amen, más se alejarán" (W.Riso)
 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Estando...

...Los días se acortan. Empieza a haber hojas caídas en el campus. Aunque todavía no parece que sean de los árboles que hay alrededor. Camino hacia casa y me doy cuenta de que todo cambia. De que cuando te das cuenta, ya ha cambiado. Y respiro. Hondo. También sonrío. Estas cosas son el pan de cada día, me digo. No se puede tomar como algo personal. Pasan continuamente. Los desencuentros. Antes, después. Una vez más. Pero ya pasó. Lo que estaba sobre la mesa era el corazón. Y el mío es tozudo, tremendamente tozudo. Qué paciencia (con él, conmigo). A veces pienso que era esa mi asignatura pendiente, la inconsciente, aceptar o consentir, que el corazón,  el alma, lo hicieran. No la razón, esa ya lo hacía. Volver a confiar y consentir. Las dos cosas posiblemente iban juntas, en el mismo lote.
...Todo cambia. Y cuando te das cuenta, ya ha cambiado. 

jueves, 4 de septiembre de 2014


"...Cuando vivimos una relación, los enfados y dolores no resueltos en el pasado los plasmamos en el presente con el otro a través de nuestras reacciones.
Por lo general , estos viejos dolores no aparecen hasta que no tenemos una relación de pareja, y suponemos que es nuestro compañero quien los causa.
Habitualmente, esto no ocurre al principio, sino a medida que nos vamos sintiendo verdaderamente unidos al otro. Este niño herido que llevamos en nuestro interior es como un agujero negro que lo absorbe todo, es como un dolor de muelas: cuando aparece no podemos pensar en otra cosa, el dolor domina nuestra vida.
En muchos casos de separación el problema no se encuentra en la relación de uno con el otro, sino en asuntos no resueltos de uno de ellos (o de los dos) con su propio pasado. Mi reacción genera tu reacción, y así nos vamos potenciando negativamente. Hay que ocuparse de este niño herido porque si no, él seguirá reaccionando y empeorando mis relaciones íntimas...
Es necesario volver a insistir en que no es posible descubrir algunas de estas heridas en soledad. Necesitamos de alguien que nos permita encontrarlas, un vínculo que las dispare con una persona que las autorice, que nos permita sentir lo que sentimos sin descalificarnos. El niño herido necesita la validación de su dolor. Sólo cuando la persona se siente validada en su dolor puede expresarlo y atravesarlo..." (Revisando "Amarse con los ojos abiertos")

jueves, 7 de agosto de 2014

"Laissez les bontemps rouler"

Abrir los ojos y ver sólo el cielo y las copas de los árboles casi entrelazadas. Oscuras sobre un fondo azul intenso. Y permanecer ahí, inmóvil, sin ningún pensamiento...Primero fue en Gredos. Luego en Atlanta (semana de rareza inolvidablemente dulce).  Y ya supe que este verano tocaba mirar al cielo.  Tumbada, desde abajo. Y ver las copas de los árboles y sus hojas, verdes, de diferentes tipos, según el árbol, según el lugar. Arriba, en el cielo... 

En New Orleans,  el calor húmedo de mediados de julio, nublaba el cielo y las hojas de los robles. El musgo que colgaba de ellas y de sus ramas, le daba el toque extravagante, pero al mismo tiempo acogedor, que se respiraba en esta ciudad nada más aterrizar y mirar alrededor.  Nuestro paseo por St. Charles,  nos introdujo en las grandes mansiones coloniales,  que lucían a ambos lados de esta avenida, flanqueada por robles y, por ellas, detrás. Casas criollas y plantaciones de otra época venían a la cabeza. Estábamos en la cuna del Sur, y del vudú, y de la comida y la música negra, del jazz. De ese Sur, que también se ha convertido en algo mío, desde hace ya siete años. Con cierta sensación de irrealidad, en Freshmen, por la noche, al día siguiente, pudimos disfrutar de esa música, en especial del blues y del jazz (allí, un día, seguramente estos mismos  locales, vieron nacer a Louis  Armstrong  o a los hermanos Marsalis...).  Pasamos por la Universidad de Tulane, por el elegante Garden district, y sin apenas darnos cuenta, llegamos a Jackson Square y a la Catedral de St. Louis. Se celebraba una boda y los novios y los invitados bailaban al ritmo de un saxo, la fachada de las casas era una balconada en forma de arcos con filigranas de forja o de madera, en las dos plantas; la primera de techo muy alto y con ventiladores. De colores, además. Pintadas de vívidos colores  como los cuadros que había apoyados en cualquier pared, al lado de artistas extranjeros, que te invitaban a ver su obra. Un piano negro, en la encrucijada de varias  calles, ponía música al atardecer, con el barrio financiero al fondo, mientras el sol se escondía tras el puente del río Mississippi, al otro lado. Esto era el “French Quarter”. Color. Música. Alegría. Arte. Vida en movimiento. Gente despierta. En la calle. La cultura sureña, afroamericana, de unas cuadras atrás, se había transformado en francesa, en española, en europea. Y pudimos, en la calle Real, mirar a través de las rendijas de las fachadas desconchadas y aparentemente anodinas, y ver los vergeles de luz, de color, de arte, de moda, de mezcla, que había dentro, al fondo. Uno nunca se puede dejar llevar "sólo" por la apariencia. Porque puede haber algo más. Algo que falta por descubrir detrás de lo visible, de lo obvio. Incluso algo distinto. Más, en los lugares donde esta mezcolanza de culturas cohabitando,  han conseguido una identidad propia, original, y única. Entendimos por qué era allí donde debía existir un “cafe du monde”. En NOLA (New Orleans Louisiana). Y nos detuvimos en frente, en otro café, para calmar la sed y refugiarnos del calor, para ver pasar a la gente tan distinta, para escuchar música tranquilos, para  mirar con pespectiva. Para saborearlo, todo. Todo. “Laissez les bontemps rouler” (dejad que los buenos tiempos duren), se leía en una chapa dentro, en el lugar que descubrimos... 
Ya a la vuelta, me di cuenta de que habíamos olvidado los funerales a ritmo de jazz...
 

martes, 29 de julio de 2014

Julio, Huelva, juntos

Por las tardes la marea baja y la playa se hace inmensa. El reflejo del sol sobre la arena mojada y lisa desdibuja la silueta de mi padre que viene del mar. Los niños corren hacia mí desde el pinar persiguiendo a Leo. Y ríen, y juegan. Sus risas se entremezclan con el viento que sopla. Mi madre está sentada a mi lado. El horizonte se pierde y se ensancha. Se hace inmenso también, como la playa, por las tardes. Y pienso que es así como me gustaría que se quedasen siempre... 
 

sábado, 21 de junio de 2014

Poder, por ella

Resaca de sombras. Luz en la ventana. Deseando salir fuera. Pisar más seguro. Calentar el alma. Y poder, por ella. 

sábado, 24 de mayo de 2014

Infancia...

...Y así distinguíamos "las buenas" de "las malas", algo tan maniqueo y simple, como importante, para sobrevivir en la infancia...
 

lunes, 19 de mayo de 2014

Uno debería querer...

...volver siempre al lugar donde ha sido feliz...Uruguay, 2001.
 
Desde la primera vez que pisé este país, supe que tenía algo de inverosímil (Montevideo, el café de los periodistas y nuestros encuentros con las cabezas pensantes jóvenes del país sin saberlo,  la señora rusa con la que compartí avión que me prestó las llaves de su casa de Punta del Este porque, total, ella no la iba a utilizar en el puente de la "Nostalgia", todas las facciones de izquierdas que componían el espectro político -ninguna calificada de "derechas"-, Colonia, Punta del Diablo, la gente, sobre todo la gente de ese país tan pequeño y diferente entre dos gigantes, Argentina y Brasil...). Pero, nunca imaginé que quizás lo más inverosímil, trece años después,  iba a ser su presidente ...
 
"Cuando tú gastas, en el fondo lo que estás gastando es tiempo de vida, que se te fue"; "Sobriedad como forma de vida: sobriedad para tener el mayor tiempo posible para vivir la vida de acuerdo a las cosas que a ti te motivan"; "La generosidad es el negocio mejor"; "Lo reaccionario es la patología de lo conservador. La patología de la izquierda es el infantilismo (confusión permanente de los deseos con la realidad)"; "Sabemos que, si fuera privado [el sector bancario], estaría mejor administrado, pero con una diferencia: lo que generan acá, aunque paguen algunos sueldos de más, se queda acá"; "No cambiaría la propiedad [ de los servicios de titularidad pública]. Lo que buscaría sería aumentar la responsabilidad de los trabajadores del Estado"; "El que trabaje más, que se lleve un peso más. Yo soy socialista, pero no soy bobo"; "Si tú quieres cambiar, no puedes seguir haciendo lo mismo" (Frases entresacadas de la entrevista realizada a José Mújica, presidente de Uruguay, mayo de 2014, por el periodista Jordi Évole)
 

domingo, 18 de mayo de 2014

Extrañeza...

Anoche salí de casa para tomar el aire y nos encontramos con un mercado medieval en la puerta.  Fue cuanto  menos extraño recorrer los puestos y la pequeña placita donde nunca me los hubiera imaginado…Me abordaron los recuerdos, sin esperarlos. Vinieron a  mi puerta, sin avisar.
...Y es que te has quedado. En estos lugares, desdeluego ...Y ya no sé cuál era mi manera de mirarlos, ni de pasearlos ni de disfrutarlos antes de conocerte. No puedo recordarla. Es como si mirara con tus ojos y paseará con tu aire de caballero romántico, por Segovia, por Sigüenza, por León, por Astorga o  por Hospital de Órbigo. Es como si fuera un poco tú. Pero sin imposturas, sin hacer nada especial. Sólo (o no tan sólo) por haberlo vivido y  compartido contigo, porque se ha quedado. Porque se ha quedado esa manera tuya en mí, y, quizás, conmigo.  Y así debió verlo la señora con aspecto voluptuoso, sonrisa amplia, y mejillas coloreadas, que se me acercó cuando salíamos y me dijo que me esperaba el año que viene en las Bodas de Isabel de Segura, en Teruel, que ella tenía trajes apropiados para resguardarme del frío y aún así estar bonita  (y me extendió una tarjeta con sus datos...) . Mi madre se quedó extrañada, y le dijo que nosotras éramos de Córdoba, que también estaba invitada. Por unos instantes intenté decir algo. Luego sonreí, y le dije a mi madre que  era mejor que nos volviéramos ya.

Al llegar a casa, miramos al cielo y estaba emborregado. 

sábado, 10 de mayo de 2014

Con vosotras (en ella)

...A veces es a poquitos. Pero ayer me bajé del tren y me la encontré entera de golpe. Abierta de par en par, sin guardarse nada. Ni su bullicio, ni sus colores, ni sus aromas, ni su música, ni sus versos, ni su alegría. Ni vuestras risas, ni vuestras ganas, ni nuestros sueños. Qué bonita eres "Córdoba". Así, sin guardarte na'. Y yo dejando pasar los mayos...(3 de mayo de 2014, En la Axerquia).
 

sábado, 3 de mayo de 2014

A mi madre

AMOR

Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.
...
Y ya casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces también pesa en mi corazón.

(A. Gamoneda)

martes, 29 de abril de 2014

De Leo (en primavera)

Con las ventanas cerradas a cal y canto. El polen ocupa todo lo que se respira. Me imagino tu asombro si vieras esa inmensa cantidad de partículas blancas flotando en el aire, y lo difícil que te resultaría abrir las manos y sostener alguna. Son tremendamente escurridizas... Aunque, eso no es nada, sé que ahora andas entretenido intentando coger los rayos de sol que se reflejan en los cristales...

https://www.youtube.com/watch?v=hdSMZTSRQNc&feature=kp

lunes, 14 de abril de 2014

Despertando...Un día cualquiera.

 “La felicidad está ahí, al alcance de la mano. No la busques jamás, si no huirá. Se encuentra en la vigilancia, en el asombro. A veces parece que la felicidad desaparece durante mucho tiempo; demasiado tiempo. Sin embargo está ahí, en el encuentro de una mirada” (H. Roger)

...Hay días que me levanto con el corazón encogido. Asustado. Dolorido. Y busco en mis adentros, todo lo que pueda descomprimírmelo, estirarlo, agrandarlo, sosegarlo. Hacerme sentir la vida, las ganas. La alegría, otra vez.  Pero no siempre lo consigo. No.  Sé que me impaciento, que me apresuro, que no me dejo estar,  y el resultado es el contrario. Lo sé. Pero es que a días, a ratos, me cuesta mucho aceptar, consentir, aunque sepa que ese es el único camino. El único. Y seguir. Seguir por donde he de seguir pese a que me duela. Porque me duele seguir y desprenderme. Desprenderme, sobre todo. No pensar sólo, no es suficiente, a veces. Los recuerdos te sobrevienen, te engullen, aunque no les hagas caso.  Qué absoluta necedad e insistencia la de mi corazón (y mi cabeza)  por lo que ya se fue, por quien mira hoy hacia otro lado. Qué manera de tomarse tan en serio (y a la vida) sabiendo la fugacidad de todo...Pero busco en mis adentros...      

 
…Mi niña, va dejando de serlo. Qué preciosa está y qué pelo más brillante, con reflejos dorados, tenía ayer cuando caminábamos por la sombra, de las calles acaloradas,  a primera hora de la tarde. Se había puesto rímel en las pestañas, y se le notaba claramente al trasluz, aunque yo disimulaba haberme dado cuenta, y sólo sonreía al mirarla.   Cuando buscaba hacia atrás, para ver si íbamos todos, encontraba siempre a mi rubio,  sentado en un umbral, pasando el dedo por las fachadas de granito de las casas al mismo tiempo que caminaba. Seguro, tranquilo. Guiñándome un ojo si encontrábamos nuestras miradas. Intentando pasar desapercibido, como de costumbre, pero sin pasarlo, claro. El pequeñín, estaba malillo, y reía menos de lo habitual, pero dejó la mirada fija cuando nos paramos en el cruce de varias calles para ver "el paso del Domingo de Ramos". Quince minutos de reloj sin dejar de mirar fijamente al espectáculo absolutamente novedoso para él. Su forma de mirar en un niño tan pequeño, casi asusta. Y su silencio. Se mimetizó con el entorno.  Y, por un instante, me conmovió. Sí, puede llegar a ser conmovedora, su manera atenta de descubrir el mundo...  
…Ellos, mis mayores, se han acostumbrado a disfrutar de lo cotidiano con su gente de antaño. Es donde se sienten cómodos y tranquilos. Y si te dejas caer, y te unes a su paseo del atardecer, al caminar, tímidamente, a veces de soslayo y otras al pararte a tomar resuello y girar la cabeza hacia atrás, ves las mieses verdes, los pozos, las casas blancas con sus huertos,  y el horizonte despejado. Te asombras, casi sin quererlo. Te das cuenta de que la belleza está ahí, sigue ahí, pese a la resistencia que a veces hay que vencer para verla.  Y que tienes que volver a detenerte y a captar lo sencillo, los detalles, las miradas...porque la felicidad se encuentra en estos instantes. En la vigilancia, en el asombro. "Está ahí, al alcance de la mano".         

miércoles, 19 de marzo de 2014

 
...Mi autoexigencia siempre me llevó a tener que plantarle cara al miedo consciente al "fracaso", a "no estar a la altura de". Hoy me doy cuenta de que también había un miedo inconsciente al éxito. También. 
Que no se nos escape el tiempo sin dar sus frutos. Que no.  
Gracias, papá.  

martes, 18 de marzo de 2014


..."El amor duele (y muere) sin remedio si lo dejas ir..." 

domingo, 16 de marzo de 2014


..."El vacío, si duele, se llena entero de miedo" (M. Carrasco) 
 

martes, 11 de marzo de 2014


Siempre sabemos lo suficiente, lo justo, para avanzar  

lunes, 10 de marzo de 2014


"La soledad es una conquista, la compañía un pacto" (Benjamín Prado)

domingo, 9 de marzo de 2014


"Esto de olvidar es asunto serio. Es cambiar de rutina, es adaptarse, es desprenderse, es cambiar de piel, es tragarse palabras, es morir y renacer. Es pasar la página a regañadientes, es ponerle punto final a la fuerza...es estrujar la historia y arrancarle las lecciones. Es un déjà vu continuo" (Mariani Sierra) 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Si alguien se va es porque quiere irse

...Si alguien se va es porque quiere irse.
Quizás boicoteemos nuestras relaciones porque no somos capaces de enfrentarnos a ellas. Quizás... Pero, en última instancia, no creo que importen demasiado las razones, ni siquiera tratar de entender cuando no estamos exactamente en la piel del otro.
Lo que sí importa es darse cuenta de que si alguien se va es porque quiere irse. O, al menos, porque no quiere quedarse.
Y eso, ha de ser suficiente para hacernos caminar en nuestra propia dirección y seguir nuestro propio camino.     

domingo, 2 de marzo de 2014

28 de febrero de 2014

Cada uno mira al mundo desde la ventana en la que nace...
"No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas" (Séneca)

jueves, 27 de febrero de 2014


...Dicen que a los ojos tristes hay que hacerles menos preguntas y darles más abrazos...Jamás olvidaré los tuyos, incluso cuando mis ojos destilaban alegría...

martes, 25 de febrero de 2014

 
"...Ya abandoné...pero a momentos puedo ser  tan indefensa..."
(suenan los acordes fuertes y pausados de la guitarra,  
 y mi run-run que sale de dentro y se acopla a ella )  
"...En la memoria de los sentimientos sólo retengo los buenos momentos..." (M. Carrasco)
 

domingo, 23 de febrero de 2014

Hoy es siempre y todavía...

jueves, 20 de febrero de 2014


...Si fuéramos conscientes de lo felices que nos haría enfrentarnos a nuestros miedos, no nos dejaríamos mover por ellos...

martes, 18 de febrero de 2014

18 de febrero, queriéndome...

Allí, alguien me dijo una vez, ante un asombro que me dura, que a sus ojos era bella...
Allí alguien me recordó que no podía volver a dejar que me abandonara la dulzura.
Allí, encontré el aliento incondicional de la amistad cuando más lo necesitaba. 
Allí me acepté, y entendí que ni quería ni podía ser lo que no era; pero allí, también, me di cuenta de mi potencial, de lo que llevaba dentro, y de que estaba en mis manos apostar por él, con esfuerzo y paciencia, o dejar que el miedo, los problemas, lo que duele, lo nublara.  
Allí experimenté la tristeza y, sobre todo, y más veces, la alegría. La alegría serena.
Allí, aprendí el valor incalculable de lo cotidiano,
de la escucha, del silencio, de la espera,
de aprender a llevar mis propias cargas,  
Allí volví a querer amar, cuando creía que había perdido la capacidad de sentir, o quizás, mejor, de confiar, para luego poder sentir, y poder amar. 
Allí, tuve una fortísima "intuición de confianza". Una intuición que iba más allá de lo que veía. No fue ciega aunque fue intuición .Y la seguí. Y fue allí, no pudo ser en otro lugar. Fue allí, en la colina. Porque igual que con la vida hay que reconciliarse siempre, con la confianza en el otro, no sólo en la vida, creo que también hay que saber caminar siempre. Por muy difícil que nos resulte y por muy pesada que sea la mochila que llevemos a cuestas.        
 

lunes, 17 de febrero de 2014

A veces se cuelan algunos pensamientos...

...Una vez dijiste que yo te hacía mejor...
Yo quizás no te lo dije nunca,
pero tú, casi siempre, me hacías feliz.

domingo, 16 de febrero de 2014

Entretelas

...Entre telas, bobinas de hilo, alfileres, botones, metro y máquina de coser. Entre dibujos y bocetos de trajes que se adelantaban siempre a lo que veíamos en la calle. Entre trajes de hombre, abrigos de mujer, vestidos o faldas delicadas, siempre estabas tú. Siempre. Ahora, con el mismo ritmo vertiginoso con el que hacías un vestido de un día para otro, sin apenas hilvanar, sin patrones, con una destreza y talento innatos asombrosos, pintas un cuadro. Pintas. Tu otra pasión. Te atreves con todo, óleo, acuarela, pastel...Y yo sólo sueño con una casa más grande, donde pueda tenerlos todos a la vista, como a ti. Siempre. Entretelas...

viernes, 14 de febrero de 2014

Sobre el "Equilibrio en el intercambio"....

 
..."En lo positivo que uno le da o le muestra al otro, hay que intentar responder con más, con un poquito más cada vez, porque es lo que nutre la relación, lo que suma, lo que construye; y en lo negativo, con menos -con menos de esa negatividad-, pero responder. Es bueno responder"  
"Hay que intentar dar lo que el otro pueda tomar con dignidad"
"A veces, ayudamos más no ayudando y damos más no dando"   
"El verdadero perdón es amar la realidad y los hechos tal como fueron" (J. Garriga)


http://www.youtube.com/watch?v=pnj6SsSJjeA&feature=youtu.be

miércoles, 5 de febrero de 2014

...Comienzos (II)

Tranquila y convencida de que es necesario protegerme, he decidido volver a retirarme. Rodearme de la gente que me quiere, y mantenerme al margen de todos los demás. No interferir en sus vidas, ni cruzarme en sus caminos, ni estar al tanto de sus días. Ya lo hice…. Esta vez, salí, tuve suerte, encontré, confié, pero se fue… Ahora sólo puedo "consentir" a lo que yo no he decidido y no rebelarme, aunque me cueste, como siempre. Nadie se construye en la rebelión. Al revés, se destruye, se pierde lo mejor, como decía el H. Roger. Toca descansar y cuidarme. Sentir el dolor de la ausencia, pero decir no al sufrimiento innecesario,  para que mañana quizás toquen otras vidas, otros caminos y otros días. Desde casa, dormiré, confiando en que algún día el corazón vuelva a vigilar y  pueda esperar sin prisas ni impaciencia a que llame a mi puerta, otra vez, una sonrisa clara, unas palabras tiernas y bienintencionadas, una mirada cálida, unas dudas reconocidas y  un silencio sincero. Además de, esta vez, una voluntad decidida de  vivir con el miedo que nos acecha a todos,  y un querer apostar, pese a él,  por el desafío que supone compartir un camino…Confiaré...

domingo, 2 de febrero de 2014

Prefiero seguir presente...

...A veces es como si sólo te permitieras la tristeza
Y yo casi sólo la alegría
Supongo que ni una cosa ni otra... 
La alegría de estar triste, dicen que es la melancolía...
Pero no la mía.
Quizás sí, y con respecto a mí, la tuya.
La tuya, pero no la mía,
ni, por favor, recuérdalo, tampoco la nuestra.

http://www.youtube.com/watch?v=3aG_5eKj3Uc&feature=share 

sábado, 1 de febrero de 2014


"Vivir nuestra maravillosa complejidad de modo sencillo, es el único camino para la paz interior" (Taizé). 

jueves, 30 de enero de 2014

Caprichos (disfrazados)

capricho.
(Del it. capriccio).
1. m. Determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante y original.
 
Intentamos ponerles límites a nuestros hijos, o a nuestros sobrinos, a los niños. Ser firmes (yo diría más bien, a veces, casi inflexibles) con ellos en determinados comportamientos o gustos, y no concederles caprichos, los menos posibles, porque si lo hacemos estamos convencidos de que perderemos una batalla que no lograrán recuperar de por vida. Es posible. Aunque a mí no me gustan estas visiones tan drásticas. La vida es dinámica, y  no sólo en la  infancia se aprenden determinadas cosas, quiero creer, creo, sé (otras, sí, sin duda). Y nos olvidamos de ese dinamismo, de ese flujo continuo de vivencias y aprendizaje que es la vida en todas sus etapas. Tanto, que, parándome un poquito, veo que los mayores caprichos solemos tenerlos en la edad adulta. Enquistados, quizás de cuando éramos niños y los entendimos sólo en términos de conducta o de modales, porque nadie nos dijo que los más voraces eran los que involucraban a las personas, a otras personas ajenas a nosotros, claro,  y a sus emociones y sentimientos . Y vamos así, a menudo, queriendo "conseguir" lo que nos plazca, incluso sin quererlo de verdad, o sin saber muy bien qué es lo que queremos conseguir, del otro.  Nos olvidamos, igual de a menudo, de ponernos en su situación, ni en la "conquista" ni en la "retirada", es posible que sí en el durante. Ahí, quizás, sí. Pero en los momentos importantes, cuando hay que decidir de forma activa, el antojo, la arbitrariedad, la intolerancia a la frustración, el capricho, por qué no llamarlo así, nos arrastra, nos domina. Hoy se me "antoja" -igual incluso con ciertas dosis de capricho-, que la sociedad en la que vivimos está llena de adultos caprichosos. De caprichosos encubiertos y disfrazados de edad, de canas, y/o de cargos públicos o privados, que no saben que son esos caprichos quienes en muchas ocasiones los guían. Y nosotros, mientras tanto, o nuestra parte que no es caprichosa, mientras tanto, queriendo saber estar y buscarles coherencia a ellos. Buscarles y encontrar su coherencia. Labor ímproba pero casi siempre baldía . Que nos hacemos mayores, que cumplimos años, pero que no crecemos, que no.  Que tenemos mucho de caprichosos emocionales. De caprichos (disfrazados).  

martes, 28 de enero de 2014

Reubicándome...

La diferencia entre el tú de antes, y el tú de ahora, sólo soy yo. Igual que la diferencia del yo de antes, y del yo de ahora. Sólo tú. Pero si cuesta ser yo, sin ti. Más imaginarte a tí sin mí, porque casi te conocí conmigo en ti. Casi. Todo al mismo tiempo.  
...Conocemos a las personas cuando nos quieren y quieren estar con  nosotros, pero no cuando no es así. Y eso, justo eso, siempre me produjo una enorme sensación de extrañeza...   

...Este sol de enero, me destempla...
...Y su luz opaca, sus nubes que llueven, su frío, y su silencio. 
Su silencio
...Esta luz de enero, me descoloca, me desubica...
...Me achica.
 

lunes, 20 de enero de 2014

Espera un momento...

...Cuando a uno le faltan las palabras. O cuando le sobran, porque se han dicho de más, y en muchos casos no las adecuadas, ni las oportunas, ni lo que es peor, las verdaderas -porque no se puede, a veces no se puede...-, de pronto, en el silencio, encuentras a alguien que las dice por ti. Así, sin esfuerzo. Solas. Como si te leyera. Sin pudor. Con dulzura. Con valentía... Qué parecidos somos a veces, todos; y, qué distintos somos, a veces, del otro.
Espera un "momento", por favor...
http://www.youtube.com/watch?v=ioIRmev-eb4

lunes, 13 de enero de 2014


...La gente frecuentemente no se da cuenta de lo que le pasa. ¿Cómo pretender que sean razonables en la expresión de sus sentimientos? (Amar con los ojos abiertos)

domingo, 12 de enero de 2014


"Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia..." (A. González)
 
 
El otro día, del año pasado, no llegué a entender del todo este poema de Angel González. “Observar a las cosas y hallar la menuda diferencia que las separa de su entidad de ayer  y que define el transcurso del tiempo”. Quizás porque me puede la impaciencia. Y porque llevo mal la tristeza. Y La falta de alegría. Y de confianza. No lo sé. La “menuda” diferencia… Hoy las cosas, los lugares, las calles, los edificios, son prácticamente otros para mí. O más bien, es como si no estuvieran allí realmente, o como si no estuviera yo. Eso, como si no estuviera yo. Tengo la misma sensación que tienes cuando sueñas. Y las cosas están, rellenando el contexto en el que estás tú, pero no las miras, porque no importan, porque sólo son algo difuso …Todo tiene que ver con esa adicción mía a la ternura, al amor, a la dulzura. Creía que había aprendido a amar con los ojos abiertos. Pero no, no lo he hecho, creo. El pálpito se siente o no se siente. Y, esa adicción mía a las cosas de verdad. A los sentimientos profundos y hondos. Cómo no sentir un poco más la ligereza que me rodea. La ligereza casi intrínseca a la naturaleza emocional de muchos de los seres humanos. No quise ser una excepción en esto, ni en nada. No, de ninguna manera. Pero no se puede huir de uno. Ni esconderse.  Aunque quiero creer que alguna vez y tras muchos intentos, nos matizamos, me matizo, y aprendo un poquito más ….La diferencia que las separa de su entidad de ayer, la de las cosas, sólo es menuda cuando transcurre el tiempo. Y para mí todavía ha transcurrido demasiado poco. No saber lo que uno quiere o siente, debe ser a veces angustioso. Yo lo sabía, lo sabía perfectamente, lo veía meridianamente claro. Pero dio igual. Hoy sus dudas, ya son mías. Y cuando dudas, cuando no sabes, un día estás arriba, y otro día estás abajo. Un día piensas una cosa, y al otro, otra. Vas como en una montaña rusa, pero en la que tú no te has montado, aunque vayas. Te sientes un títere a merced de los hilos que el otro mueve. Otro, que desgraciadamente los mueve cada día en un sentido distinto al anterior, porque no sabe moverlos mejor, o porque no puede, o por las dos cosas. No se ha dado cuenta, todavía, y está acostumbrado a vivir así. Tiempo, tiempo para ver que la diferencia de las cosas y los lugares es realmente menuda de ayer a hoy. Y distancia, distancia para que se suavicen los saltos de esa montaña rusa a la que hemos dejado que nos suban. Pero no hay prisa, el tiempo es mío y su eficacia es segura. Ni distancia que no se pueda poner si uno quiere.  Y no se necesita fuerza, sólo no parar, no pensar. No se necesita casi nada, sólo sumergirnos en el ritmo natural de lo cotidiano. Sobrevivir, otra vez…Para  poder volver a sonreír sin imposturas ni aspavientos, con calma…Para vivir, de nuevo, como lo he hecho hasta hace un mes, con alegría. Y si sé, si puedo - querer siempre he querido-,  seguir creciendo...Seguir. Siempre seguir.  Creciendo.