viernes, 19 de diciembre de 2008

Feliz Navidad

"Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al Sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando. Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño se quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
-!Ayúdame a mirar!" (Eduardo Galeano,El libro de los Abrazos, 1989)

...Porque seamos capaces de abrir más caminos y no dejemos de aprender cada día a mirar las cosas como un niño, con ojos nuevos ...

martes, 9 de diciembre de 2008

A mis anónimos preferidos...

...Tú naciste la primera. Me enseñaste poco con palabras, y casi todo con hechos. Al principio quería sacarte el misterio –ya sabes que mi obsesión por aprender viene de niña-, pero no tardé en darme cuenta de que lo que yo llamaba “halo de misterio”, era “clase”; y con la clase se nace (raramente se hace). Fuerte de natural, y en todos los ámbitos. Inteligencia aplicada. Sin conocer jamás la envidia, sin hablar jamás de nadie, y sobre todo, sin juzgar, sin juzgar jamás a nadie. Independiente. Siguiendo tu camino, porque era tuyo, y no era cuestionable que fuera de otro, nunca. Casi impermeable a las críticas, pero permeable al aprendizaje y al afecto, al cariño (cuando no estoy bien de salud y lleva tiempo sin verme, a veces me llama “princesa”). Reservada para lo de dentro. Tremendamente generosa, desprendida. Alegre. Optimista. Y, hoy, además, inmune al desaliento como Madre (tengo que poner la mayúscula, es imposible no hacerlo)...

...De niña me enfadaba cuando no me dejaban cogerte por si te tumbaba. Nunca vi cara más preciosa (ni la sigo viendo…). De una sensibilidad extrema. Creativa. Rebelde. Inteligente, no sólo por la parte que viene de tu sensibilidad, que es mucha, sino porque todo lo pillabas al vuelo, sin método, sin repetición, sin reglas, porque sí. Sobre todo de fortaleza adquirida. Hecha con el esfuerzo de cada día y con la determinación de quien sabe que lo es (porque lo es), y porque a veces hay que pegar un puñetazo en la mesa, que aunque nos duela, nos ayudará siempre. No te amilanas casi ante nada. Exigente (pero si la miras a los ojos, pone cara de circunstancia, y te abraza). Afectiva. Juguetona. Alegre y risueña (a veces pa´ dentro, sólo a veces). Sabedora de su necesaria dosis de ilusión, planifica para ser más feliz. Sin meterse jamás en la vida de nadie. También desprendida. Hoy, caminas de la mano de tu compañero con paso firme...

viernes, 5 de diciembre de 2008

"Pájaros de barro"

Hoy cierro los ojos y me río. Hoy cierro los ojos y bromeo. Hago cosquillas, remuevo el pelo y despeino. Y si veo que fruncen el ceño, lo intento colocar como estaba y sonrío. Tengo ganas…dentro. Hoy cierro los ojos y veo, una cometa verde volar casi rozando el mar en la playa, también una mujer joven de semblante agradable con un traje de bambula blanco situada en una esquina, al amparo de una sombrilla de muchos colores, que pinta a los que pasean, y, a un chico con cara de soñador sentado en una mesita redonda de estilo parisino, que hay en un café que mira al mar, apuntando algo en un cuaderno de muelles de los de antes. Azul. Como el cielo, azulísimo. Yo, con la arena mojada por las olas que trae la marea, intento hacer pájaros con mis manos (torpes pero tozudas), compactando y apelmazando la arena para convertirla en barro. “Pájaros de barro” que adorno con dos trocitos de conchas en los ojos y una entera, más puntiaguda, en el pico. Luego me tumbo al lado de ellos, allí en medio, entre todo, mientras se secan al sol. Y pienso que cuando estén listos los echaré a volar, a volar...Y vuelvo a sonreír, contenta.

Cuando abro los ojos, estoy en casa, sentada frente al ordenador. Sé que dentro tengo ganas… pero no puedo sentirlas fuera. Paciencia, me digo. Sin embargo, me acuerdo de la letra de Manolo García y me hago una promesa: intentar que no haya más páginas en blanco.

domingo, 30 de noviembre de 2008

El tiempo y sus refugios (de Borges)

«Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y uno aprende que el amor no significa acostarse. Y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender... Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad. Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del sol puede quemar. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno es realmente fuerte, que uno realmente vale y uno aprende y aprende... y así cada día. Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad. Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados y que quien no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de falsas amistades. Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira siguen hiriendo durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es atributo sólo de almas grandes.Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el sendero del mañana no existe. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen, ocasiona que al final no sean como esperabas. Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante. Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás a los que se marcharon. Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, pues ante una tumba ya no tiene sentido. Pero desgraciadamente, sólo con el tiempo...» Jorge Luis Borges.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Mi corazón (sin razón)

El corazón no se atiene a la razón. Pero se puede amoldar a las razones. No todos ni a todas, pero sí algunos, y a algunas. Hay corazones que son más razonables que otros, mucho más...y por eso a veces me gustaría que me transplantaran el mío (aunque sólo fuese en sentido figurado y sólo a veces)

sábado, 15 de noviembre de 2008

Cadenas virtuosas

…. Dejé la factura de teléfono que miraba sobre la mesa. Encendí la lámpara de mimbre de luz tenue amarillenta para las ocasiones especiales. Me incorporé en el sofá de manera que pudiera ver bien la pantalla del televisor, subí el volumen con el mando…y empecé a escuchar la voz pausada de Victor Érice contándonos el verdadero final de la película el Sur. Con todo detalle, esmerándose en hacernos saber por qué ese final y no el que se grabó finalmente le da coherencia moral a la historia y al comportamiento de los personajes…No sé exactamente en qué momento pero en esa explicación mencionó a Robert Louis Stevenson (que como él mismo dijo, “nunca dejó de apreciar la belleza de la tierra ni de expresarlo”)…Enmudecí unos instantes…pensé en mi amigo del norte y pensé también en la frase que le había oído a Victor Érice: "En la realidad está todo, sólo hay que fijarse...". Y... me vino a la cabeza y casi a los ojos, aquel pasaje soberbio de Muñoz Molina titulado “El misterio de la lentitud”, donde nos trasmitía como Victor Érice intentaba captar magistralmente la luz del otoño (la parte casi imperceptible) sobre los membrillos que pintaba (genialmente) Antonio López , en su película “El sol del membrillo”… Y, entonces, aparqué a Érice y me detuve en Muñoz Molina. El “descriptor” de lo imposible. El lúcido pensador y ensayista que unos días antes me había deleitado con su conversación con Todorov. Un Todorov, extraordinario, preclaro, humano. Y repetí lo retenido, ahora de Todorov... “La responsabilidad que nos corresponde es la que menos ejercemos: la de comprender de verdad, hondamente, sin prejuicios sectáreos, la tragedia que vivieron nuestros mayores" (…) “Civilización es igualdad ante la ley y respeto a las diferencias de los otros. Barbarie es desigualdad, injusticia, tiranía. El derecho a la diferencia no equivale a disculpa para la opresión. Hay muchas maneras de cultura, pero sólo una de civilización: aquella que no consiente que se ejerza abuso sobre nadie"...Y cerré los ojos, y me dormí con cierta tranquilidad, con cierto regusto por el trabajo bien hecho de otros, con esa especie de confianza en la vida que generan algunas personas con lo que piensan o hacen, con lo que filman, con lo que escriben, con lo que pintan, con lo que son capaces de captar y sobre todo de trasmitir.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Melancolía de caracolas

...Siempre tuve cierta querencia por el Sur. "Quizás" porque soy de allí, o quizás porque, como decía un amigo, el Sur “es un estado del alma” (hace tiempo que creo que también el Norte…pero otro). Y a los estados del alma, siempre se vuelve, como al amor. Siempre…Esta tarde de viernes, “obligadamente” charlatana “pa´ fuera”, y callada y ensimismada “pa´dentro”, tarareo casi mecánicamente, como si inconscientemente estuviesen grabadas en mí, desde mucho, las melodías de Ruibal.

(Lo descubrí en un café “medio clandestino” -por su carácter “manifiestamente escondido”- de la calle que estaba detrás de los jardines de la Victoria. Justo detrás, a mano izquierda. Se me ha ido el nombre…pero recuerdo perfectamente las escaleras estrechas, viejas y empinadas que había que bajar para llegar al sótano, al café…y…le pongo música a poemas, y oigo una voz grave mezclada con una guitarra y con otros sonidos que se me agarraban a la garganta, y que me hacían allí mismo soñar con el mar, oler a azahar, y mirar a lo lejos. Mucho más lejos de aquella “salita-café” subterránea. Y de la calle donde estaba. Y de mi casa, y de la ciudad. A lo lejos, al horizonte grande y profundo que alcanzaba mi imaginación)

Unas melodías que me estremecían, que me hacían ponerme meláncolica y alegre al mismo tiempo, sintiendo sola lo que él mismo llamaba una “melancolía de caracolas”. Unas melodías que hoy, a más de cuatrocientos kilómetros y a años, sin mar, y sin azahar, sólo con un suave susurro, con un tarareo entre dientes, apenas perceptible, me siguen estremeciendo…

“...Por qué sigo aquí, de qué sirve
esperar a un hombre que siempre fue libre
Dime tú si vale la pena amar tanto el mar
y enterrarse en la arena…aylayla…aylayla”

martes, 4 de noviembre de 2008

Todo es igual. Todo es distinto

"Dos colores. Dos grises. Gris más intenso en los alrededores y gris más claro en el centro, en un compacto bloque central. Gris más intenso en la costa Este y en la costa Oeste, gris más claro en el interior, en un compacto bloque central (Illinois parece una pequeña mancha en el centro)...No dejo de mirar el mapa de los Estados Unidos impreso en una de las páginas centrales del periódico de hoy. También lo miraba ayer, y antesdeayer cuando no eran grises definitivos...desde diferentes ópticas, con gafas, sin ellas...grises!?... ...Hoy, cuando me encuentre con mi compañera de Carolina del Sur, la del despacho del otro lado del patio, la jefa del servicio de idiomas, sé que me voy a acercar a ella, le voy a decir qué tal...y... que por favor me explique, me cuente, quiénes son y cómo piensan los ciudadanos de Kansas, de Oklahoma, de Arkansas, de Misuri, de Misisipi, de Arizona, de Montana o de Texas... necesito conocerlos, saber algo más de ellos para entenderlos...y eso que los periódicos se imprimen en blanco y negro..." (Pandemonium, 2004)

P.D.- Quizás a la perspectiva, haya que añadirle el tiempo, para hacernos ver que las cosas no siempre son lo que parecen

jueves, 30 de octubre de 2008

Puntos (de mirada)

No sé cuál era antes mi concepto de belleza…pero ahora, es muy amplio, pero que muy amplio. Amplísimo. Veo a casi todo el mundo "guapo". Guapo, sí, así es. A casi todo el mundo (incluso a las actuales parejas de mis “ex” que tengo la “virtud” inexplicable de siempre verles una “ternura en la mirada”, una “viveza en los ojos”, o simplemente un “no sé qué”, pero algo que las hace guapas…) ¿Estaré perdiendo el criterio o la capacidad de discernir? Porque es que yo veo a casi todo el mundo "guapo"…

miércoles, 22 de octubre de 2008

En el presente, a veces encaja el pasado

Siempre te quise pese a los peros que tú te ponías. Que tú decías que tenías para que me pareciera asombroso quererte. Porque querer se quiere o no se quiere. Y si se quiere, se quiere en bloque. Todo. Sin peros. Sin condiciones. Te quería. Sólo dudé de que tú me quisieras. Y tú creíste que por eso no te quería. Sólo (o no tan sólo)

martes, 14 de octubre de 2008

Déjame que te cuente...


…Nos despertamos entre álamos de hoja amarillenta, pinos verdes, helechos ocres y montañas cubiertas de niebla (en lo alto). Él canturreaba todo el rato. Ella iba perdiendo el miedo a los profundos barrancos que nos movían en zig-zag dentro del coche. Respiramos profundo, sacando las costillas y llenando los pulmones, en la fortaleza del Castillo desde el que se divisaba todo el parque natural. Paseamos ojipláticos entre plataneras, impresionantes acebos, avellanos, pinos recubiertos increíblemente de hiedras y más álamos, muchos más álamos a ambos lados del camino. Pisamos las hojas de las parras rojizas caídas, y oímos su crujir. Cogimos higos, madroños y uvas, contentos. Empatizamos con un anciano que secaba nueces en la puerta de su casa y tomaba el sol de la tarde (el que las montañas y los pinos y los álamos –sobre todo los blancos- dejaban entrever). Comimos a las faldas de la montaña, cordero, claro, y merendamos mojándonos los pies con el agua, gélida pero limpísima, que corría desde la sierra. Allí, en la Toba, él silbaba a la par que canturreaba, y ella, charlaba amigablemente con los vecinos a la vez que bromeaba. Corrimos entre los delgados y tupidos troncos de los pinos, intentando perdernos, para luego encontrarnos, mejor. Oímos nuestro eco, porque probamos a oírlo. Vimos atardecer en Hornos, y retuvimos para vosotros el olor, los colores y la luz -que un momento antes de irse del todo brilla más- del otoño de la sierra de Segura. Dormimos desde pronto, y el tul verde que se nos antojaba formaban las ramas de los pinos extremadamente finas y próximas cuando se unían unas a otras, envolvió nuestro sueño… Él dijo que la naturaleza era bella, tan perfecta, tan armónica. Ella, con naturalidad, sonrió y lo cogió del brazo. Siempre guapa, pero entonces, más.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Conversaciones mundanas (pa´ variar)

-¿Si?
- Que el IPC de agosto es del 4,9%. Y el IPC es el que se aplica tanto si es favorable para ti, como para mí.
- Bueno, no creo que en los últimos años haya sido especialmente favorable para mí. Mi salario no ha subido el IPC (aunque te parezca increíble). Además, el precio del alquiler ya reflejaba la situación del mercado inmobiliario, como para adornarlo con un IPC más alto. Y además, el IPC de ahora es “especialmente poco significativo” para utilizarlo en la actualización de rentas, porque en esta crisis la fruta y el pan y demás manjares de estas características son los que más han subido, y son ellos precisamente los que forman parte de esa cesta de la compra de “una familia típica”.
- No puede ser…
- Es.
- Pues tienes suerte
- Tengo suerte. Lo sé. Pero..en relación al tema que tratamos no entiendo muy bien en qué exactamente?
- Por el piso de al lado les piden más.
- ¿Y?
- Y los chavales lo pagan.
- ¿Los chavales?
- Sí, la pareja que vive en el piso de al lado
- ¡La pareja!! Acabáramos. No, si va a ser cosa mía, ¿verdad?...a quién se le ocurre ser una familia monoparental en estos tiempos que corren y en la capi!…

sábado, 27 de septiembre de 2008

...Y va viniendo (y eso que queda...)



Pasada la tempestad llega la calma. Una paloma pasea tranquila entre los setos que bordean la carretera. Yo la miro por un claro. Es blanca. Y parece hacer muecas con el pico cuando se deja rozar por algunas hojas que sobresalen al corte simétrico de las matas. Es una carretera en medio de la ciudad –como dijo mi niña cuando la vió- y eso hace que la paloma, los setos, y yo –que miro desde la ventana de mi coche mientras el semáforo está rojo-, sintamos “un momento de pausa” a camino entre los alrededores y el centro… La luz que me hace guiñar los ojos es preciosa. Esta luz de otoño que sublima los días. Llevo los mejores relatos de Tolstói en formato liviano de bolsillo -me los acaban de poner en la mano y los he cogido-. Sonrió. Oigo el punteo de una guitarra española en la radio, y luego, y por derivación, me viene a la cabeza no Viky sino Cristina, la de la última película de Woody Allen, y el “entretenimiento sosegado” que me produjo este personaje “como despreocupado y tranquilo, que experimenta y parece saber lo que no quiere después de probarlo”. Voy sin expectativas -no siento tener ninguna, al menos-. Y en ese estar, cuando llego, te encuentro pegada al cristal, casi sin parpadear, mirando a las jovencísimas patinadoras que recorren velocísimas la pista de hielo…y me sitúo a tu lado, y me pongo también a mirar, claro. Absorta, también. En la belleza, en la armonía. En el blanco que reverbera de la pista, en la calma. En la calma que está llegando poco a poco después de la tempestad...y eso que queda...

lunes, 22 de septiembre de 2008

A golpe de voluntad

Dicen que la química ni siquiera nace, existe. Existe desde siempre, y si no nos hemos percatado de ella antes es porque ha faltado el encuentro, el momento exacto en el que dos personas se conocen, o más bien, se “encuentran”. Pero, si esto es así, me pregunto… cómo ir hacia atrás, cómo deshacer lo existente (lo que existe “per se”, no porque se ha creado), cómo hacer vacuo lo que significa, cómo negar lo que hay si sabemos que lo hay y que no ha dependido de nosotros que lo hubiera, cómo acoger al invierno después de la primavera, cuando no hubo ni verano ni otoño y la primavera fue exultante y vino (no la llamamos), como viene la lluvia cuando hay nubes o corren los ríos cuando hay cauce. Cómo desencontrarnos de lo que encontramos sin buscar y casi sin querer, cómo desenroscar la espiral que siempre fue hélice, cómo olvidar la coincidencia, “la magia”, cómo. Sólo se me ocurren dos maneras: vendándonos los ojos o a golpe de voluntad. Tú escogiste la primera. Yo me quedé con la segunda.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Paréntesis (necesario) al presente

Baílame el agua (y van dos)

...Anda, vente....He descubierto un sitio nuevo... Ahí al lado, de verdad, no hay que ir lejos, en la barranca, en el otro lado del río, pero allí mismo. ¿Qué no sabes dónde es allí? Ya imagino, pero no te preocupes, yo te indico, yo te llevo, no te preocupes... Es que, verás, cuando al atardecer las nubes despiadadas pasan en días de septiembre como hoy por delante del sol, eclipsándolo, y sus últimos rayos intentan permanecer, su luz tenue pero penetrante rebota en las montañas y es espectacular su reflejo sobre el agua. Espectacular! ...Y me encantaría que lo vieras tú también...uhmmm, conmigo, que lo viéramos los dos; realmente, que yo lo vea cuando tú también lo veas, a la vez. Acércate, anda, y déjame que te diga bajito...En ese tiempo, el silencio no se puede romper con nada, con nada que no sea un susurro. Bueno, no, no creo que ni siquiera con un susurro, pero...también me gustaría susurrarte al oído, y...que estés, allí...Ven, anda, acompáñame, sígueme...Estoy dispuesta a dejar incluso que te sonrojes y me desvíes la mirada cuando yo te mire fijamente durante todo el tiempo, como al agua...pero ven, baílame, baílame el agua, sólo allí, sólo en ese tiempo, sólo a mí...

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Como a hurtadillas...

Creemos que estamos “fuertes” porque nos lo hemos repetido muchas veces. Porque hemos visto que no hay otra opción. Creemos habernos construido de nuevo la coraza para todas las ocasiones en que vayamos a coincidir en nuestra vida. Porque la vida de ambos sigue, claro. Pero no funciona esa coraza. Cuando llega la realidad, nos desmoronamos, nos desinflamos como un globo voluntaria pero artificialmente hinchado, en un instante, sin que podamos seguir reteniendo el dique de contención…Y es que nos empeñamos en vivir de prisa –cuando somos conscientes de que el tiempo apremia, en el mejor de los casos- pero la vida tiene sus ritmos, y los sentimientos más. El tiempo es necesario. La distancia también. Pero no siempre es posible. Incluso, la indulgencia con nosotros mismos, que afortunadamente es más posible porque sólo depende de nosotros… Ayer quería alimentarme de mis recuerdos, de mis recuerdos contigo, pero me di cuenta de que no podía. No podía, porque tenía que olvidarte. Y olvidar y recordar yo no sé conjugarlos al unísono. Llevo tiempo teniendo que olvidar, y con tanto olvido, me siento un poco a escondidas. Como a hurtadillas de mis propias emociones y sentimientos. Demasiados frentes abiertos. Demasiado tiempo y distancia inexistente. El vaso está lleno. A punto de derramarse…

domingo, 7 de septiembre de 2008

"Si olvidas el futuro pierdes el presente"

“…No hay que olvidar tampoco que esos viejos fueron jóvenes, que el tiempo de una vida es irrisorio, que un día tienes veinte años, y al siguiente ya son ochenta. Colombe cree que uno “puede darse prisa en olvidar” porque para ella la perspectiva de la vejez está aún tan lejos que es como si nunca fuera a ocurrirle. Yo en cambio hace tiempo que aprendí que la vida pasa volando, mirando a los adultos a mi alrededor, tan apresurados siempre, tan agobiados porque se les va a cumplir el plazo, tan ávidos del ahora para no pensar en el mañana…Pero si se teme el mañana es porque no se sabe construir el presente, y cuando no se sabe construir el presente, uno se dice a sí mismo que podrá hacerlo mañana y entonces ya está perdido porque el mañana siempre termina por convertirse en hoy, ¿lo entendéis?
De modo que sobre todo no hay que olvidarlo. Hay que vivir con la certeza de que envejeceremos y que no será algo bonito, ni bueno, ni alegre. Y decirse que lo que importa es el ahora: construir, ahora, algo, a toda costa, con todas nuestras fuerzas. Tener siempre en mente la residencia de ancianos para superarse cada día, para hacer que cada día sea imperecedero. Escalar paso a paso cada uno su propio Everest y hacerlo de manera que cada paso sea una pizca de eternidad.
Para eso sirve el futuro: para construir el presente con verdaderos proyectos de seres vivos…” (de la idea profunda nº8, La Elegancia del Erizo)

lunes, 1 de septiembre de 2008

...Fue Eva la que mordió primero la manzana

Eva, Adam. Adam, Eva. Qué más da quién comiera primero de la manzana prohibida, los dos pecaron. Siempre he pensado en la irrelevancia del orden en esta historia bíblica . O no he entendido nunca el hincapié en la relevancia de destacar el orden. Hoy, sin embargo, siento que si esa fuera la verdadera historia del pecado original, tuvo que ser Eva la que le diera el primer bocado. Seguro. Tuvo que ser ella... Si no, no me lo explico....

jueves, 21 de agosto de 2008

A veces querer es gratis

No quiero palabras. Ni grandes hechos. Quiero miradas. Sutiles. Traslúcidas. Todo no hay que verlo. La luz, sí. Se refleja. Se contagia. La tuya, sobre todo. Quiero gestos. Delicados. Tiernos. Cómplices. Los tuyos, los que yo percibo de ti. Quiero sonrisas. La tuya, la mía. Las nuestras. Juntas. Por lo mismo. O la una después de la otra, por la del otro. Lo quiero, eso. Miradas, gestos, sonrisas…Pero, sobre todo, “ese estado de gracia que concede la fe”.

martes, 12 de agosto de 2008

A traspiés... con la "Sombra del Viento"

…Las intrigas y secretos de la vida de Julián Carax en la Barcelona de las primeras décadas del siglo XX, contadas magistralmente por Ruiz Zafón en la voz de Daniel, el hijo de un librero que sueña con recuperar la imagen de su madre muerta tras desenmarañar la historia del novelista Carax, me han succionado mis pensamientos en los últimos tres días…Dicen que después de una separación la lectura de libros, especialmente novelas, se dispara. Supongo que adentrarse en los laberintos de historias lejanas y ajenas, que nos trasladen a otros tiempos y a otros lugares, si son remotos mejor, siempre es más fácil que recorrer los recovecos propios y dejar al descubierto nuestra vida y nuestras circunstancias del aquí y ahora. Pararse. Pararse a veces duele. Seguir nos asegura…que, estamos siguiendo (y no es poco). Que seguimos andando, aunque en algunas partes del camino nos invada el tedio o la fatiga, pero que andamos. Eso sí, la mochila es cada vez más pesada, y nos cuesta ver más allá de lo que nos permiten nuestros pasos. Pero, como contraparte, hemos aprendido que hay cambios de rasante en el camino aunque ni siquiera podamos intuirlos, o, al menos, que puede haberlos, o, al menos, que nunca alcanzaremos a saber con certeza si en nuestro camino los hay o no, ni cuando nos los encontraremos. Que seguimos sin saber nada. Pero que quizás volvamos a ver crecer una flor en el terreno más yermo, aunque entretando nos saltemos la valla, y fisguemos en otros caminos, en otros lugares, en otras vidas (y sus intrigas, y sus secretos).

viernes, 1 de agosto de 2008

Despertando en New York

...Habías pasado ratos tranquilos, agradables, paseando por las calles del Trastevere y disfrutando de la casa antigua de techos altos, e incluso con restos de frescos, de tu amigo el que fabricaba hélices -me contabas-. También el contraste que existía entre vuestra situación actual (la tuya y la de tu amigo), ambos ilusionados y acompañados en este momento de vuestras vidas, frente a la de tu amiga, que, pese a ser una buena persona –aclarabas-, se encontraba sola –como si existiese alguna clase de relación entre una cosa y la otra-. Y te detenías en recalcar ese contraste y se te iba la mirada, se te iba la mirada…quizás, se me viene ahora a la cabeza, porque existía para ti una delgadísima línea entre ambas situaciones o porque no sabías muy bien en qué lado de esa línea querías encontrarte…mucho más delicada o más difuminada de lo que yo pude intuir entonces de tus palabras….Pero todo cambió desde tu viaje al Trastevere… no sé muy bien por qué…no sé… casi nada o nada…pero todo cambió después...

…Avanzo en el ferry que me lleva de Staten Island a Manhattan, al Sur de Manhattan, y la luz que se refleja en los modernos edificios del barrio financiero de Wall Street, al atardecer, me da en los ojos, de refilón, y se me antoja aterciopelada, algo dulce, amable, más amable que nada de lo ocurrido en las anteriores semanas. Y empiezo a abrir tímidamente los ojos, a mirar, a darme cuenta de lo que tengo delante, a volver a mirar. Primero al agua, y después al muelle, a la orilla, donde embarcamos una hora antes. Varios días cruzando el puente de Brooklyn desde las proximidades del cementario de Queen hasta la gran alfombra de Central Park, recorriendo esta ciudad a lo alto, cuando caminábamos o tumbados en la hierba, a lo alto y desde abajo, con los ojos, toda con los ojos y de arriba abajo, de abajo a arriba..., y hoy empiezo a ver, a despertarme, a darme cuenta de lo que tengo delante.... La próxima vez quizás vuelva a Greenwich, me pareció un barrio habitable y con casas acogedoras…

domingo, 6 de julio de 2008

Sobrevivir

Desnuda y vacía. Desnuda y vacía, vuelvo a cruzar el charco. Espero volver, al menos, con un traje de neopreno que me envuelva de pies a cabeza.

miércoles, 2 de julio de 2008

Desahogo discontinuo

Tantas veces la vida nos deja el reducto de sólo estar. Tantas. Que me encuentro una y otra vez en el mismo sitio. Una y otra vez. Y cada vez esperándolo menos. Porque cada vez la situación se repite de una forma diferente. Totalmente distinta. Más distinta. No hay dos iguales. No hay regla. Lo que aprendemos con una persona, a veces pienso que no sólo no nos sirve para otra, sino que incluso lo desaprendemos para esa otra. No hay regla, no la hay. En el fondo, controlamos tan poco de lo que nos afecta, de lo que nos importa. Tan poco. Que es un azar esto de vivir. Esto de amar. Un azar. Quizás por eso, yo también creo en el valor del esfuerzo y de la responsabilidad, porque es la única manera de sentir que algún resultado puede depender de nosotros, al menos en lo que significa aumento de posibilidades. Pero, ni compartiendo ese principio, tan utilizado en los últimos meses, hay reglas. Ni tan siquiera. Qué efímera es la felicidad. Qué efímera. No me extraña haberme sentido un tanto extraña estos dos meses y medio, por lo inusual, por lo inusual en mi vida por esa razón…por estar feliz por eso. Tantas veces la vida nos deja el reducto de sólo estar. Tantas.

jueves, 26 de junio de 2008

¿Vuelas conmigo?

…mmmm...¿Y si hoy me calzo mis zapatos rojos –como Sine- y echo a volar? ¿Vuelas conmigo?

Te escuchaba, te miraba, te escuchaba. Un poquito más, incluso, de lo que parecía. Para entenderte más, o quizás mejor. Y salté. Salté, y solté un juicio. Sí, eso que tú llamas mezcla de pensamiento y sentimiento. No una idea, un juicio. Y lo hice además de manera grandilocuente. Casi sentenciadora. Lo sé. Me salió de dentro, de lo más adentro. No era del todo consciente, también lo sé, ahora. Tenías razón. Pero no lo procesé. Lo vomité. Y luego; lloré. Un rato. Ya está. Gracias por abrazarme. Gracias. Me gustó sentir tu abrazo. Es que me llegaste al fondo. Donde están esas emociones, esos cariños, esos quereres, que no han conocido nunca la racionalidad, sólo el sentimiento. El mayor, el más puro, el mío, porque es el mío –como el tuyo es el tuyo, no por nada más-. Y es que a lo mejor hay cosas que duelen tanto que no se pueden hablar, que no, ni pensar, como dice mi hermana. Ni pensar. Que yo no planifiqué nunca, sólo en los últimos años porque si no, no llegaba a nada en estos tiempos locos y efímeros… pero voy a volver a acostumbrarme a no llegar a nada, porque no pienso hacerlo. Planificar. No sé planificar. Ni quiero hacerlo tampoco. Y menos con los cariños, con lo que amo. Yo vivo mi hoy, y creo que avanzo a pequeños pasos. Sí, poco a poco. Lo creo. Y no es poco, ¿sabes? No es poco, porque como decía genialmente Sirena Varada avanzar sabiendo que hay que vivir a la vez pasado, presente y futuro (aunque sea el más próximo) ya es. Y es mucho…

…mmmm...¿Y si hoy me calzo mis zapatos rojos –como Sine- y echo a volar? ¿Vuelas conmigo?

miércoles, 18 de junio de 2008

Reencuentros

Cuando bajo al Sur, me siento siempre y de nuevo acogida por la vida. Es como si la vida me estuviera esperando con una sonrisa. Con los brazos abiertos… En el barrio, por la calle, la gente se reconoce, se saluda, se paran a hablar de sus cosas, y se despiden con un “hasta luego”. Viven hacia afuera, más en esta época del año. Y eso, en ocasiones, a mí me revuelve; pero en otros momentos, como ahora, me apacigua, me reconcilia. Es como si la dosis de "alegría" o "energía vital" que sabes que existe pero que a veces no ves, te la pusieran delante de los ojos, se te metiera dentro, y luego, creciera en ti, germinara; como si nunca hubiese dejado de ser tuya. Sí, es como si el Sur “me inseminara de vida”. También de alegría. Y de dulzura. Y de sonrisas de acogida. Cuando bajo al Sur, después de cenar, charlo animadamente con mis padres, y en las noches de Quintero, nos solemos ir a la cama después de escuchar sus palabras de despedida. Ayer, eligió al poeta de Moguer, con el que crecí, Juan Ramón Jiménez ...


Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

miércoles, 4 de junio de 2008

Algo sobre "The kite Runner”

Tengo grabada la cara del niño. Agazapado, atemorizado, angustiado, inmóvil. Como el que prefiere ni oír ni ver, aunque esté oyendo y viendo, porque es mejor no saber y porque va a ser para nada. Como oprimido o constreñido por sí mismo, sin remedio y pese a todo. …

(…A menudo he creído que la mayor parte de los libros en los que se inspiran películas de cine las superan. Generalmente, a mi juicio, reflejan de una manera mucho más precisa la realidad, la historia, los sentimientos o las emociones que quieren transmitir, entre otras cosas. Es el poder de la palabra. De la palabra certera y adecuada. Pero, sin embargo, también hay algo misterioso o mágico en las instantáneas que percibe directamente nuestra retina, porque más allá de lo que son capaces de provocarnos o de cuál sea la intención que quiere transmitirnos quien la coloca en nuestro punto de mira – como es el caso de una imagen o una foto insertada en una película-, una misma imagen puede ser objeto de múltiples interpretaciones. Casi tantas como ojos que la miren. Es como si “la traducción” propia de algo que nos llega estuviera menos acotada, pudiera ser algo más libre…)

…Y tengo aún más grabada su actitud ante lo que no quiere o puede enfrentarse, ante lo que le recuerda lo que hizo, o más bien, lo que no hizo, cómo “huye hacia delante” haciendo desaparecer de su vida al que era “su amigo”, al que le sujetaba el carrete de hilo de la cometa en sus juegos, por dejar de sentirse amenazado, por dejar de sentirse mal o a disgusto, por olvidar lo pasado, por darle la espalda como si no hubiera sucedido...Pero era sólo un niño… O quizás, quiero creer, que porque era sólo un niño, y la realidad le sobrevino, lo desbordó… Sin embargo, no puedo evitar pensar en la condición humana, en cómo el miedo a no saber qué hacer en una determinada circunstancia, o el miedo a comprometernos o a implicarnos con (en) algo o alguien, nos puede llevar a la cobardía, a una espiral de actos y actitudes cobardes. Y esto, la cobardía, ya no estoy tan segura de que forme parte de la condición humana...

lunes, 19 de mayo de 2008

A cámara lenta

Siempre he pensado que el “detenerse”, “el hacer una pausa” en nuestros quehaceres cotidianos “para saborear”, “para respirar más intensamente” era un privilegio casi exclusivo de los períodos de bonanza. Que en otras épocas o momentos, uno tenía incluso que obligarse a no pararse para seguir adelante, para no sentir, para no ver por el rabillo del ojo lo que nos dañaba. Y, sin embargo, a veces –sé que cada vez menos veces-, las prisas que nos imponemos (o nos imponen sin una resistencia firme por nuestra parte), las “obligaciones” que nos embeben (y dejamos que nos embeban) o, incluso, las excesivas exigencias de “cariños compartidos” que ni siquiera son tales, o que son mal entendidos, nos hacen olvidarnos de ese privilegio, de ese deleite, de ese disfrute consciente de la vida, cuando más lo es (o al menos cuando lo es).

…Veo vuestras caras mezcla de asombro y alegría... cuando llegasteis a la estación agarrados a las piernas de vuestros padres y me visteis en el andén con ojos de impaciencia, cuando os disfrazasteis con mis collares de cuentas de colores y me pedisteis que os hiciera fotos, cuando al despertaros os veníais a mi cama y encendíais la tele pequeña para ver los dibujados animados mientras nos abrazábamos mutuamente y nos dábamos los buenos días, cuando jugamos a hacernos cosquillas en el parque del lago, el de árboles grandes y margaritas que hay en mitad de la ciudad, cuando os pusisteis a dibujar sentados en mis cojines de mimbre y lona con mi aprobación, cuando llegó la comida asiática para cenar y empezamos a vaciar los cuencos a manos llenas, cuando vuestra madre y yo nos hacíamos gestos de cariño, cuando os resistíais al sueño para estar un ratito más con todos, cuando os montasteis en el tren y yo no, y os prometí no tardar tanto en ir a veros…y quiero inmortalizarlas, quiero inmortalizar esas caritas mezcla de asombro y alegría, ser más consciente, dejarlas grabadas en mí como si de filminas tomadas a cámara lenta se tratase, prolongando el instante, todos los instantes...

lunes, 12 de mayo de 2008

La agüita de mayo me trae a King Kong

(...)
"...Y eso es lo que le pasa a King Kong. Se topa con la muchacha encadenada y en vez de devorarla, como ha hecho otras veces, se queda perplejo mirándola. Es lo que sucede en los cuentos, donde nada es lo que parece y hay que detenerse a escuchar.
Como si hubiera algo intocable en los seres que amamos, algo de lo que no cabe apropiarse: y el amor fuera aceptarlo así. Como si el amor se nutriera igual de la presencia y de la renuncia..." (De Martín Garzo, "El regreso de King Kong", El País 22 enero 2006)

http://www.youtube.com/watch?v=0TiDhsO1sd4 (la...lalaralalaraaa)

lunes, 5 de mayo de 2008

Ratos sin tiempo

…Otro domingo. Distinto. Con sabor a desconocido pero a deseado. Sol de atardecer de un día de primavera disfrazado de verano que se cuela por los cristales de la ventana. Por la parte que no cubre la persiana casi bajada y dejan entrever las cortinas claras (a veces me vuelvo tremendamente recelosa con mi intimidad). La calina de la que hemos huido nos lleva, ahora, dentro, a la calma, al silencio, a un tiempo sin relojes, a un tiempo compartido. Quietud. Más quietud después de un rato. La voz de Damien Rice nos acompaña y yo repito como en un susurro “I can’t take my eyes off of you, I can’t take my eyes off you, I can’t take my eyes off of you…And so it is…. La imagen de Ben Kingsley mirando al horizonte desde otra ventana, un día de lluvia, que inmortaliza Isabel Coixet, viene lentamente a mi cabeza. El tiempo que pasa, que se acorta (mi vaga consciencia de él en una tarde sin tenerlo en cuenta). Nuestra vulnerabilidad frente a lo que nos tambalea. Mi cada vez menor resistencia al cambio. Nuestro abrazo infinito…

jueves, 24 de abril de 2008

Encontrando(me) a(con) los excesos

Cuatro horas. Cuatro horas me dijo una voz suave con acento extranjero que debía durar la bolsa de suero que iba entrando silenciosamente por mis venas…Y en ese tiempo, durante esas horas, el ritmo cadencioso con el que cada gota caía, se posaba sobre la pequeña cantidad de líquido estancado y se precipitaba hasta el antebrazo, me absorbió –casi me “abdujo”- y me dejó ensimismada, absorta -casi inconsciente-…Fue entonces cuando se cruzaron los adentros… Esos días –los previos a estar allí- la vida me desbordaba. Salía a borbotones por la boca y se derramaba. Me hacía temblar y sentir. Acaparar caricias sin apenas digerirlas. Derrochar miradas, largos silencios cómplices, y palabras con tino y caramelo. Realidad con grandes dosis de incredulidad. Por sorpresa, por intensidad, por la intensidad de su sorpresa, por su forma, por su fondo –el que se dejaba ver o el que yo veía-, por sus maneras, por sus intenciones. Por estar un día a un lado y al día siguiente al otro. Por sentirme cerca de los extremos, con razones. Por vivir con ganas y toparme con los límites. Así, de sopetón, de lleno.

jueves, 27 de marzo de 2008

Para ti es un globo muy inflado

…Él las llamó entonces (y se quedó) “posibilidades de ensanchamiento…” (y lo dejó así, abierto). Pude sentirlas más tarde (también quería, lo sé, pero no intervino la voluntad aquí, no. Las sentí). Y lo entendí (aunque sé que todavía tengo mucho que aprender para hacerlo en todos sus términos y con la mayor parte de sus derivaciones y matices)…
… A Marina le leo estos días “aumento de posibilidades”, como una de las dos gigantescas motivaciones del ser humano. Y cuando se aumentan las posibilidades nuestro ánimo se dilata, se expande. (La otra es el bienestar)...
…Erich Fromm pensaba que “la creación” –la primera de las motivaciones de Marina- era la más poderosa…
…Spinoza, llamó a ese sentimiento “alegría”. “Todo el mundo quiere ser la ocasión de que algo bueno o bello o brillante o conmovedor exista”.

…Pero no siempre hay fuerzas, no siempre hay ganas, o no siempre el camino está tan limpio de matorrales, ni el cielo tan despejado ni luminoso, ni nosotros tan abiertos a lo innovador, tan plásticos a lo arriesgado o difícil que llega o está por llegar…Y es que a veces resulta más complejo que otras vivir con nuestras contradicciones: “queremos estar simultáneamente tranquilos y exaltados, ser a la vez tiernos y apresurados, vinculados y desvinculados, intrascendentes y trascendentales…amantes y amados”

martes, 25 de marzo de 2008

Incursión en el pasado

(No sé si es que mi altura no me lo permitía, o es que cuando era niña mis miradas iban dirigidas hacia otros sitios, pero no recuerdo haberme dado cuenta nunca de que al bajar las calles, casi cualquiera, se podía ver el campo y en él las estaciones con sólo mirar a lo lejos.
Crecí en un pueblo ubicado en la zona más alta del valle que lo rodeaba. Desde los seis hasta los catorce años fui al mismo colegio. Tuve suerte. Disfruté muchísimo durante esos años. Mis compañeros de pupitre y juegos eran despiertos, inquietos, algo pillos, listos, con sonrisa en los labios y a menudo con risas en la boca…y, sin ser muy consciente, mis amigos de entonces)

Bajamos la calle. Una calle estrecha, con escalones bajitos y grandes descansillos, desde la plaza del pueblo hacia las dos ermitas. El horizonte era verde. La hierba del campo, los abetos -los de siempre-, los montículos de antiguas minas de carbón -también ahora verdes-... el sol bajo, a la derecha, ese olor mezcla de amapolas recién cortadas e incienso de esta época del año que recordaba…Luego, el camino hacia la aldea. Hablando, bromeando, tratando al mismo tiempo de reconoceros a vosotros y a los lugares, las colinas, los cruces, las casas...Y al llegar, en la terraza improvisada de la puerta del bar, de nuevo las bromas y la charla de antes, del antes, como si no hubiera pasado el tiempo. Como si las barreras inevitables que este va construyendo al crecer y llevar vidas distintas, reforzadas por las que levanta la distancia, se hubiesen esfumado, se hubiesen diluido en aquel valle, en esa tarde de viernes. Como si hubiéramos retrocedido a la infancia, y “el nosotros” del presente (con nuestras circunstancias y experiencias propias e independientes) hubiera dejado de existir por unas horas.
Recordamos repetidas veces viejos chascarrillos y vivencias comunes, muchas, casi todas (ampliando los límites de mi memoria consciente más allá de lo imaginable). Arañamos minutos al sol, bordeamos las edades pasadas hasta llegar allí y nos quedamos con ganas de más.

sábado, 15 de marzo de 2008

Porque tú hace mucho ya que te quedaste...

Acabo de hablar con Mariano. Estaba nervioso. Andaba sacando y metiendo cosas en la maleta. Como siempre, antes de partir, como todos los años en estas fechas. Hasta las tres no cerrará el equipaje. Le he dicho que no se apure, que este año no le van a pedir galletas de chocolate ni latas de atún a medianoche. Ha hecho una pausa. He intuido una sonrisa. Me ha dicho que se acordará de mí…pero que las galletas no las saca, que las llevará todo el día consigo por si ve a alguien que las necesita, sobre todo en la cola del café…a medianoche…

“...Allí, los sentimientos más puros, las ideas más claras, los pensamientos más lúcidos llegan sin avisar, te pillan desprevenido y te desbordan; y sé que siempre llegan, que siempre hay un antes y un después, pero me siguen pillando desprevenida… Cuando uno se abandona al anochecer de la luna llena de Pascua en aquellas colinas bajas, verdes, onduladas, desde el rincón por el que se accede a la parte Este de la iglesia, puede pasar horas y horas en silencio, tranquilo, mirando al horizonte, con la alegría serena del que encuentra su lugar, con la calma del que todo lo tiene, con el cobijo del que se sabe protegido y la confianza del que se siente capaz de superar sus obstáculos, romper sus ataduras y creer en sus posibilidades, en sus inmensas posibilidades…Es el amor. Es el amor que todo lo puede, es ese mágico y a veces extraño, círculo virtuoso, tan frágil y tan fuerte al mismo tiempo, que lo rodea; es esa intensidad y bondad que lo caracteriza, lo que nace y puede habitar en nosotros, y además es capaz de trascendernos obnubilando nuestras oscuridades y haciendo brillar nuestra luz… Es el amor…” (Pandemonium, abril 06)

“Me he dado cuenta de que hay veces en la vida que es necesario preparar “sorpresas”, porque así conseguimos hacer únicos determinados momentos, que de otra manera no trascenderían por su extrema cotidianeidad.
Me he dado cuenta de que cuando sentimos la necesidad de despedirnos de alguien o de algún lugar, debemos respirar hondo y hacerlo, a ser posible solos.
Me he dado cuenta de que cada persona puede estar intentando acercarse a nosotros de la mejor manera que sabe. Y porque a veces uno no perciba ese acercamiento o incluso ese intento de acercamiento, no significa que el otro no lo esté intentando. Que cada uno tenemos nuestras maneras y nuestros ritmos.
Me he dado cuenta que hay que empezar cuantas veces sea necesario: No una o dos o cinco. Cuantas veces sea necesario. Que vale cansarse y parar, pero que siempre hay que volver a retomar el camino.
Me doy cuenta cada vez más de que por muy distintos que seamos, todos bebemos de una misma fuente.

Me he dado más cuenta de lo importante que es la paciencia y la espera para con el otro. Y de que hay que evitar las susceptibilidades. Que en el fondo no nos juzga nadie, sino nosotros mismos.
Me he dado más cuenta de que todos nos equivocamos y podemos en un momento determinado no saber qué hacer para que una relación funcione. Pero que la posibilidad de comenzar una relación no puede depender tanto del equivocarnos o no, que todo tiene que ser más sencillo, que el amor, en particular o en general, tiene que ser más sencillo. Y que cuando lo haya de veras, todo se vuelve más fácil y se crea un ambiente propicio al diálogo.
Me he dado más cuenta de otro matiz de la confianza. Que no sólo en la vida, sino con las personas, especialmente con las personas, la confianza se construye, no se produce por generación espontánea. Y que puesto que es construida, también puede sufrir ataques que la dejen herida e incluso destruirse. Que cada uno debe seguir su propio camino de confianza. Que con muchas personas no encajamos, pero que con otras muchas sí podemos compartir y construir esa confianza". (Una mañana de domingo de primavera en que los pensamientos y las emociones brotan de dentro como un volcán en erupción…Pandemonium, abril 07)

martes, 4 de marzo de 2008

Fly on, little wing…

…Una estación ya conocida muy transitada. Un pueblo grande con olor a primavera. Una terraza rodeada de luz para compartir. Un lugar de retiro y amabilidad. Un espacio diáfano y provocador que emula, en una de sus partes, el esqueleto de una ballena desde lejos, y el jardín de los recuerdos que nunca existieron desde cerca. Nuestro paseo, al atardecer. La primera broma ante mi manera compulsiva de quitarme y ponerme la chaqueta de cuero negro. Un laberinto de aparcamiento y un “chaval” en motocicleta que nos ayudan a dejar más perdido el coche. Nuestra incredulidad, nuestro asombro, nuestras risas. Un bistrôt francés donde las cartas se presentan como grandes pizarras que parecen engullirnos…y la delicia del mejor queso derretido en la boca aderezado con el mejor vino que lo acompaña. Sabores, conversación, más intimidad, más compañía. Un reencuentro con lo mejor del pop de los ochenta. Una voz desafinada que intenta engancharse sin suerte a otras dos, mucho más acompasadas. Una ausencia y bienvenida a un lugar donde todo es posible: incluso caminar sin prisas, respirar calma sin apartarse demasiado, y ver mar. Mar azul, del mediterráneo. Casas blancas. Voces de niños. El objetivo de una cámara que nos saca guapos. Una cena de chascarrillos, con incienso. Manta, sofá, juegos y más risas. Y al comenzar el día, en el tren de vuelta, los acordes de J. Hendrix en “little wing” entre sueños…

viernes, 29 de febrero de 2008

29 de febrero de 2008 (inciso)

...Esta primavera a destiempo y este día infiltrado adicional, me tienen alborotada. Desordenada por dentro y por fuera. Me coloco bien la camisa, el chaleco, el pantalón, el pelo. Da igual. Camino y me vuelvo a desbaratar. Es como si no encontrara mi sitio en mi propio cuerpo, con mi propia ropa, con mis propios movimientos, quizás en mi propia mente. Ando incómoda. Quizás algo molesta. Resoplo. Susceptible ante mis palabras y e incluso mis pensamientos…Impaciente, eso es, impaciente.
Cuántas veces te camelo, te seduzco, te acallo con palabras creíbles, te admito sin querer darte importancia…Y cuántas vuelves a pillarme desprevenida, a venir de otra forma que no me resultas conocida, a quejarte, a reivindicar que, aunque no lo parezca, algunos días sigues ahí…

viernes, 22 de febrero de 2008

“Diálogo en el océano”

Novecento: “¡…Por los clavos de Cristo!, pero, ¿tú viste aquellas calles?/Contando sólo las calles, las había a millares, ¿cómo os las arregláis para escoger una?/ Para escoger una mujer/ Una casa, una tierra que sea la vuestra, un paisaje para mirar, una forma de morir/. Todo ese mundo/ Ese mundo encima que ni siquiera sabes dónde acaba/ Y cuánto hay/ ¿No tenéis miedo de acabar destrozados sólo con pensar en esa enormidad, sólo con pensar en ella? Y para vivirla…
…La tierra es un barco demasiado grande para mí. Es un viaje demasiado largo. Es una mujer demasiado hermosa. Es un perfume demasiado intenso. Es una música que no sé tocar. Perdonádme…” (A. Baricco)

Libertad: Pues no muy bien N., no muy bien. No sé. Las casas, por ejemplo, imagino que son mías, y que siempre hay más, otras, más bellas, siempre más bellas, donde podré vivir, si no vivo hoy. O redecorar, aunque no enteras, eso no quiero hacerlo, algo tiene que quedar, aunque sólo sea yo. Los paisajes, me desbordan, claro, como a ti, tú eres sabio. A veces los miro según van viniendo, y otras, si tengo muchas ganas, los busco. No pasa nada por buscarlos, creo. Lo importante es no obsesionarse con los que no ves. Y disfrutar los que puedas. Con mimo, con delicadeza, con mucho cariño. Lo de escoger un hombre, ¿ves?, eso me parece todavía más difícil. A veces por la inmensidad y diferencias, otras por el vacío y la indiferencia. No hay manera. Y en "todo" este mundo, en "todo" este mundo raramente puedo pensar. Como un todo, nunca. Me atraganto. Me atoro. Demasiado. Últimamente intento aprender de nuevo a ver, porque en la tierra, un francés, Albert (Camus), dijo que eso era pensar…Y tengo miedo, tantas veces, de tanto... Pero cómo no te voy a perdonar…!cómo! Si me has hecho caer de nuevo en la hermosura de la vida, en su olor intenso, en su melodía “casi intocable”, en su grandeza…

miércoles, 20 de febrero de 2008

Sorpresas en la blogosfera


La sonrisa inesperada me la puso Glauka hace un par de semanas. Los pequeños detalles, más sobrevenidos, y además dichos, siempre fueron para mí "los tesoros más preciados, y además difícilmente olvidados". Un millón de gracias, sirena.
Mis premiados con la estatuilla de "Arte y Pico" son:
Ybris, porque nada de lo humano le es ajeno, y así lo expresa, con una maestría excepcional.
Simplemente Olimpia, porque nunca encontré la pasión y el corazón tan cerca de las palabras, tan en la boca, tan maravillosamente en la boca.
Uma, porque su casa más parece "un estado del alma" que un blog. Por el remanso de paz, armonía y perfección que transmiten sus palabras.
Manuel H., porque no es fácil encontrar grandes narradores, ingeniosos e intrépidos.
Dulcinea, por su frescura, originalidad y autenticidad al contar las cosas.
Y sólo eran cinco, verdad?...porque tengo más blogs y más motivos...que casi no me resisto a mencionar....

miércoles, 6 de febrero de 2008

Tu silencio

… Se me llenan los bolsillos de regalos y la cabeza de planes, aunque no sé si los llevo a alguna parte. Camino despacio y a veces me paro, pero camino, y despacio. Por primera vez en mucho tiempo siento que el proceso de reconstrucción empieza a dar sus frutos. Los derrapes de lado a lado quedaron atrás. El tiempo, las palabras (también el silencio necesario), y la distancia (creada por mí, o impuesta por otros, las dos), han tenido su efecto. Mi mundo cobra “el orden” natural, y percibo que puedo volver a salir de mi misma sin desesperos, sólo por el placer de volver a entregarme….y, mientras, cuando las aguas se calman por este lado, la vida va y se te hace a ti más cuesta arriba, más agreste, más difícil y contradictoria. La vida se agita, por el otro. Tanto, que no ves el camino que llegue al rellano. Yo tampoco el cómo hacer que lo veas, aunque sé que lo hay, porque lo hubo cuando yo no lo creía, lo hubo. Y pienso, y te pienso, hasta que el sueño me puede. Y te quiero; y quiero, que todo se simplifique, que se vuelva fácil, certero, nítido, generoso…mejor. Lo deseo. Lo anhelo. Con todas mis fuerzas. Por ti. Para ti...

“Así como del fondo de la música brota una nota
Que mientras vibra crece y se adelgaza
Hasta que en otra música enmudece,
Brota del fondo del silencio
Otro silencio, agua torre, espada,
y sube y crece y nos suspende

y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
y desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen”.

Octavio Paz (Silencio)

viernes, 25 de enero de 2008

Síntomas

Acostumbrada a la placidez consciente del que ha conseguido alejarse una vez más del alboroto, el sonrojo de mis mejillas sin un porqué aparente, mi inquietud, y mi extrema disposición, también sin ningún porqué, e incluso con varios “peros”, me sorprendieron al llegar al punto de partida fijado. Anduve rápido, con determinación, aprovechando los pequeños cambios de dirección que los obstáculos del camino nos obligaban a realizar, para tomar algo más de aire. En algún momento, tuve la sensación de que mi falta de destreza y mi calzado inadecuado, sólo podrían compensarse si mi mente permanecía concentrada y mis pies ahuyentaban la duda. Pero, la mayor parte del trayecto, fui cómoda. No me costó (que yo creí que sí iba). O asumí el coste gustosamente. A veces, en una cogida intensa de aire, podía sentir tanto su fuerza y su frescura, que casi me tambaleaba. Increíble, para quien ya no se acordaba. Otras, buscaba la luz tenue, pero clara, muy clara, que llegaba a mi sien, para recostarme un poquito en ella, y guiñar cariñosamente los ojos. Y mientras, ellos hablaban. Caminaban, caminábamos, y también hablaban. Comentaban historias de viajes lejanos. De otros lugares y sus compañeros de esos viajes. Y yo callada, escuchaba. Imaginaba. Viajaba, ahora yo, también. Vimos la niebla baja. Y nosotros encima. Y con luz, clara, muy muy clara… Subimos a la Pedriza, pero sé que recordaré, además, mezclada, vuestra voz y… en la prolongación de la pradera del Yelmo hacia la nada, las altiplanicies de Mongolia, verdes y onduladas, suavemente onduladas…

viernes, 18 de enero de 2008

Si alguien rompe la baraja...

Si alguien rompe la baraja, ya no vuelven a darle una mano. En un mundo en donde muchos errores o equivocaciones, malintencionados incluso, pasan a menudo sin ser vistos, esto no se perdona. “El sistema” –palabra que nunca he sabido definir con precisión, ni creo que sepa; no alcanzo a tanta oscuridad- tiene sus reglas. Da igual que ese “sistema” sea disparatado, incongruente o perverso. Eso no tiene tanta importancia. Pero su mantenimiento y el cumplimiento de las normas que lo preservan, sí. Mucha. Mucha más. Toda. Será que lo peor es decir abiertamente lo que todo el mundo sabe de forma callada, será que explicitar lo que subyace a la apariciencia nos convierte en alteradores del orden, en subversivos. Y será que esta subversión es peligrosa. Para los que rompen la baraja, y sobre todo, muy sobre todo, para los que se sienten amenazados porque se ha roto.

No sé si es que me hago mayor y soy menos valiente para quedarme a la intemperie, o es que ando poniéndole frenos a la utopía porque hoy me encuentro un poco cansada de los “idealistas de salón”, pero empiezo a entender esas veces en que uno quiere que vuelvan a darle una mano, aunque sólo sea por sentir algo de calor.

domingo, 13 de enero de 2008

Para mí siempre estarás cerca y vivo

ME BASTA ASÍ

"Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio, y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).

De Angel González (1925-2008), "Palabra sobre palabra"

viernes, 11 de enero de 2008

Cuando los comienzos tienen un principio...

Para mi abuelo paterno existían las cosas de siempre y las cosas que iban y venían. De las cosas que iban y venían, no había que preocuparse cuando no las tuviéramos. Ya vendrían. Y si no, daba igual, tampoco eran necesarias. De las cosas de siempre, sí, claro. De esas sí. Porque si las teníamos eran sin reservas nuestro punto de apoyo y había que esforzarse en cuidarlas, o al menos en conservarlas, en no perderlas -que la vida es muy traicionera, decía-. Y si no las teníamos, había que volcarse en conseguirlas, porque sin ellas no tendríamos sustento, andaríamos continuamente dando tumbos, de un lado para otro, sin rumbo.

...Las cosas "de siempre", las que "van y vienen"...

... No sé con exactitud a qué se refería mi abuelo cuando me hablaba de esto sentado en su sillón de la sala de estar...No sé... pero yo me quedé con la idea de que por este mar por el que navegamos, le iba a tocar a mi torpe consciencia distinguir unas cosas de otras, una y otra vez, siempre -porque la vida es muy traicionera...-. Lo que se va, lo que pasa de largo, lo fugaz...de lo que permanece, lo que desafía al tiempo, e incluso a veces a las circunstancias, y se queda. Se queda con (y en) nosotros. Conformándonos, acompañándonos, abrazándonos, ayudándonos a ser. Entre lo que se va y se queda, en eso estoy abuelo, en eso sigo...