martes, 12 de agosto de 2008

A traspiés... con la "Sombra del Viento"

…Las intrigas y secretos de la vida de Julián Carax en la Barcelona de las primeras décadas del siglo XX, contadas magistralmente por Ruiz Zafón en la voz de Daniel, el hijo de un librero que sueña con recuperar la imagen de su madre muerta tras desenmarañar la historia del novelista Carax, me han succionado mis pensamientos en los últimos tres días…Dicen que después de una separación la lectura de libros, especialmente novelas, se dispara. Supongo que adentrarse en los laberintos de historias lejanas y ajenas, que nos trasladen a otros tiempos y a otros lugares, si son remotos mejor, siempre es más fácil que recorrer los recovecos propios y dejar al descubierto nuestra vida y nuestras circunstancias del aquí y ahora. Pararse. Pararse a veces duele. Seguir nos asegura…que, estamos siguiendo (y no es poco). Que seguimos andando, aunque en algunas partes del camino nos invada el tedio o la fatiga, pero que andamos. Eso sí, la mochila es cada vez más pesada, y nos cuesta ver más allá de lo que nos permiten nuestros pasos. Pero, como contraparte, hemos aprendido que hay cambios de rasante en el camino aunque ni siquiera podamos intuirlos, o, al menos, que puede haberlos, o, al menos, que nunca alcanzaremos a saber con certeza si en nuestro camino los hay o no, ni cuando nos los encontraremos. Que seguimos sin saber nada. Pero que quizás volvamos a ver crecer una flor en el terreno más yermo, aunque entretando nos saltemos la valla, y fisguemos en otros caminos, en otros lugares, en otras vidas (y sus intrigas, y sus secretos).

10 comentarios:

Isthar dijo...

No es casual que el refugio del dolor sea a menudo involucrarse en otras historias, en otras vidas. Es una fórmula antigua de desconectar de uno mismo y ser capaz por un instante de no pensar, de no sentir, de no estar cerca de uno y así evitar quemarse.

Es una buena manera de sustituir la desazón del peso que nos causan las heridas del camino. Y mientras el corazón trata de remendarse entre jirón y jirón, al menos sacar fuerzas para soñar un poco, aunque no sea sobre nosotros mismos.

Me gusta leer, adentrarme en otros mundos y olvidarme de mi. A veces incluso atisbas cierta ilusión diminuta en la esquina de algunas de sus páginas, y eso siempre puede ser semilla, ¿quién sabe?

Un abrazo terriblemente fuerte, Libertad. Grande, grande, grande

Simplemente Olimpia. dijo...

Llevo 20 años sin leer...las razones muchas, y aunque otras vidas y lugares puedan trasladarme a ellos, no me relaja hacerlo, envés, siempre me invento un lugar distinto y siempre tengo un personaje más que añadir al relato, preguntas que no me contestan las páginas, respuestas que no se incluyen en la lectura,
una fiesta de máscaras sin disfraz a la que no me invitaron.
oigo voces -invisibles sibilinas-martilleando mis sienes y mis manos no dejan a mis ojos ávidos continuar, danzando el inútil ejercicio de la fabulación ingrávida…siempre me nace una palabra, la incógnita, la duda de si sé leer lo que quiere expresar mi petulancia....
Pero andar?, siempre...aún con la mochila llena y los pies reventados...-con las necesarias pausas, claro- tomando aliento-aminorando el paso o acelerándolo, según sea pendiente o repecho.POr eso quizá, siempre llego hasta aquí y siempre cojo la mano que ofreces para caminar contigo.

Gracias.

Olimpia.

manuel_h dijo...

La nueva de Zafón, en cambio, una pena.

UMA dijo...

Soy "libroadicta" (a veces hasta la contaminaciòn) y "cinèfila":)
Leo hasta 4 o 5 libros por vez y soy capaz de frecuentar el cine 2 veces a la semana...
Supongo que eso me ayuda a abrir mis horizontes,asì lo tomo yo...a abrir mi mente a otras realidades, con mi mente sola termino ahogada o agotada..
No cargo mochilas, las detesto, supongo porque ya he cargado muchas y no tengo alma de acampista y no sè descansar en bolsas de dormir.
Sigo buscando-me.
Bello, muy bello Liber, leerte tambièn abre parte de mi.
Un gran beso.

libertad dijo...

Cojo tu abrazo fuerte y grande. Mil gracias, isthar.

Gracias querida Olimpia. Siempre es una alegría sentir tu compañía en el camino.

Nada que ver, Manuel h.,nada que ver.

Pues yo no las quiero especialmente, Uma. Pero no sé cómo deshacerme de ellas. No lo sé. Me cuesta mucho. Leo tus palabras, e pienso en intentar viajar mucho más ligera de equipaje, mucho más. Besos agradecidos

ybris dijo...

Eso tienen los libros -algunos.
Te permiten ver fuera algo que no ves dentro.

Besos.

Inma Luna dijo...

Pues continúa con "Los hombres que no amaban a las mujeres", uf, no puedo parar, ni sola ni acompañada.
No hay nada de malo en sumergirse en aguas ajenas, además muchas veces nos dan pistas sobre las propias.
Besos de empuje.

Clarice Baricco dijo...

Fíjate que ya me han recomendado a Ruiz Zafòn, creo que ya es hora de comprar un libro de èl y leerlo.
Y si, tienes razón, en algunas paradas llega el dolor.

Abrazos...

Anónimo dijo...

Cuando alguien se quiere ir, hay que dejarlo ir...Recuerda lo que decía Martín Garzo.

Unknown dijo...

Es humano salirse de vez en cuando del camino, sumergirse en otras vidas o en otras historias... incluso tratar de cambiar de rumbo.

A mí también me ayuda muchísimo la lectura. En los momentos más malos, un buen libro o las palabras de cualquier desconocido en un buen blog, me trasladan a otra dimensión y me ayudan a evadirme.

Seguiré leyéndote.