viernes, 1 de agosto de 2008

Despertando en New York

...Habías pasado ratos tranquilos, agradables, paseando por las calles del Trastevere y disfrutando de la casa antigua de techos altos, e incluso con restos de frescos, de tu amigo el que fabricaba hélices -me contabas-. También el contraste que existía entre vuestra situación actual (la tuya y la de tu amigo), ambos ilusionados y acompañados en este momento de vuestras vidas, frente a la de tu amiga, que, pese a ser una buena persona –aclarabas-, se encontraba sola –como si existiese alguna clase de relación entre una cosa y la otra-. Y te detenías en recalcar ese contraste y se te iba la mirada, se te iba la mirada…quizás, se me viene ahora a la cabeza, porque existía para ti una delgadísima línea entre ambas situaciones o porque no sabías muy bien en qué lado de esa línea querías encontrarte…mucho más delicada o más difuminada de lo que yo pude intuir entonces de tus palabras….Pero todo cambió desde tu viaje al Trastevere… no sé muy bien por qué…no sé… casi nada o nada…pero todo cambió después...

…Avanzo en el ferry que me lleva de Staten Island a Manhattan, al Sur de Manhattan, y la luz que se refleja en los modernos edificios del barrio financiero de Wall Street, al atardecer, me da en los ojos, de refilón, y se me antoja aterciopelada, algo dulce, amable, más amable que nada de lo ocurrido en las anteriores semanas. Y empiezo a abrir tímidamente los ojos, a mirar, a darme cuenta de lo que tengo delante, a volver a mirar. Primero al agua, y después al muelle, a la orilla, donde embarcamos una hora antes. Varios días cruzando el puente de Brooklyn desde las proximidades del cementario de Queen hasta la gran alfombra de Central Park, recorriendo esta ciudad a lo alto, cuando caminábamos o tumbados en la hierba, a lo alto y desde abajo, con los ojos, toda con los ojos y de arriba abajo, de abajo a arriba..., y hoy empiezo a ver, a despertarme, a darme cuenta de lo que tengo delante.... La próxima vez quizás vuelva a Greenwich, me pareció un barrio habitable y con casas acogedoras…

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya te lo dije, verías agua tibia donde tú no creías poder verla...:)

Melpómene dijo...

Yo también tuve un viaje al Trastevere cargado de sensaciones y hoy me has llevado a recogerlas. Están bien los despertares, cuando empiezas a sentir y todo se amplía: las sábanas en la piel, el sol que entra por la ventana, los sonidos atenuados... Es, en cierta medida, un pequeño renacer.
Que te sea intensa la experiencia, un beso

UMA dijo...

Un buen viaje, para abrir los ojos, para respirar su aire renovador, para encontrarse...
Siempre los viajes tienen eso, y el Trastevere, tanto tanto, que no hemos de olvidar.
Bello.
Un abrazo, Liber.
Gracias por tu paseo interior al que me llevas.

ybris dijo...

Un placer leerte de nuevo amasando cambios desde el Trastevere y recordando pasos en Nueva York.

Un beso fuerte.

Inma Luna dijo...

La mejor parte de los viajes es la que te pone en contacto con lo que habías olvidado de ti.

Sirena Varada dijo...

Conozco ese contraste entre las distintas circunstancias de la vida de dos personas que son amigas, pero para mí, por desgracia, es muy triste comprobar que esa delgadísima línea de separación entre ambas situaciones puede llegar a convertirse en un abismo. Ella está bastante mal (y no puedo hacer nada para que cambie su vida); y yo estoy bastante bien (y no quiero hacer nada para que cambie la mía)… Nadie tiene la culpa, pero hay algo que sí puedo hacer y es justo lo que ella me pide, lo único que desea: que sea su amiga. Y lo soy. (Si alguna vez te apetece lee un post que se llama “querida amiga”)


De N.Y. qué te puedo decir…, cuando estuve allí me sentía –al igual que tanta gente- como en mi propia casa, ¡ y qué casa!.

Un abrazo

Anónimo dijo...

No entiendo bien el post, supongo que porque conscientemente hay una parte velada...pero piensa que la vida está siempre llena de encuentros y desencuentros. Y que detrás de un desencuentro, siempre llega el encuentro. Siempre.
Un beso

Simplemente Olimpia. dijo...

si ya lo decía yo...que una vez que tus ojos se entreabrieran la luz como las palabras te invadirian...ayns...por eso despertamos, lo hacemos cuando nos hemos dormido (en laureles) o hemos cerrado los ojos para no ver.

Bienvenida a la cegadora vista del mundo!!!

Olimpia.

Anónimo dijo...

¡Qué envidia! No pares, sigue contando.

Besos orgiásticos

libertad dijo...

Gracias.Vosotros contribuis a que mis ojos se entreabran cada día un poquitín más.

Anónimo dijo...

pues tenlo en mente, porque no te vendría nada mal un cambio de aires. Besos