domingo, 20 de junio de 2010

Decisión (por indecisión)

Dices que uno ha de sentirse seguro cuando lo eligen.
Pero, permíteme, ¿no más cuando lo sienten?,
aunque se traduzca en ausencia y no en presencia.
Porque, ¿cuántas veces escogemos una opción
por no enfrentarnos a nosotros mismos,
por no parar y cambiar de camino,
por no empezar otra vez sin saber,
"adónde", "con quién", "y después"?
Y, si tú ves esto en el otro,
porque lo ves si miras, lo ves,
¿no has de hacérselo saber?
Le pides valentía al que elige, pero,
¿conformismo al elegido?
No acabo de entender.
Conformismo.
El del que teme, el del que sólo necesita.
Porque, permíteme, de nuevo, ¿el del que ama?
No, no puede ser.
Querer no es retener.
Querer, a mi modo de pensar, es dejar hacer,
y, en ocasiones, quizás,
cuando uno cree que no tocaba decidir,
dejar marcharse,
dejar ir,
dejar SER...

domingo, 23 de mayo de 2010

jueves, 8 de abril de 2010

Post libre: escrito sin procesar

Nunca entendí muy bien la combinación de “madurez” intelectual con “inmadurez” emocional” (tampoco sé si es eso, yo tengo mis recelos con la palabra “madurez”. Pero desde luego es una disfunción entre lo intelectual y lo emocional, eso sí).
…Presentación perfecta, utilizando los datos adecuados, ni más ni menos, los justos, cuando debía. Derivación de un tema a otro en el orden en el que van viniendo de la mano, de forma natural, sin desviarse, sin detenerse demasiado. Profundidad en el análisis junto con asombrosa claridad expositiva. Coherencia. Coherencia impoluta y explicitación de las dudas razonadas, a la par que de las limitaciones del análisis….Es que ni un ápice. No hubiera cambiado ni un ápice de la presentación (como en un “poema” que cuando lo “dejas” es porque todo o, más bien, cualquier cambio, lo empeora, porque has llegado casi a lo mejor de lo posible…pues igual, pero en presentación, en una clase de un tema bastante arduo que no viene al caso). Una presentación impecable.
…Sin embargo, sólo sus ojos dicharacheros parecen esconder vida, y quizás, por un instante, que digo, por un “nanosegundo”, que ni siquiera sé si es real, querer decir algo, cuando acaba la presentación. Aunque ni tan siquiera sé si esos ojos tienen un “ver” dicharachero, o lo veo yo, porque un día lo vi. Todo lo demás es corrección “emocional”, distancia y amabilidad. Amabilidad con más distancia. ¿Os habéis dado cuenta de lo absolutamente fría que puede resultar en ocasiones la “amabilidad”? Puede ser tan opaca, tan impostada, tan incoherente, tan contradictoria, tan fuera de contexto –por estar excesivamente en él-, tan superficial, tan buen escondite o tan fiel reflejo de lo que se es (hay que aceptar esa disfunción, me repito, hay que aceptarla), tan correcta. Tan condenadamente correcta…
¿Nunca habéis cogido una sandia en verano, en una huerta, y la habéis partido por la mitad con las manos –porque están tiernas en esta época-, os habéis sentado en el suelo y habéis metido “literalmente” la cabeza en cada mitad para morderla mejor, sorber su jugo y saciar vuestra sed, mientras relamíais el que chorreaba por la comisura de los labios? Incorrección, eso es. Bendita incorrección a veces, porque nos arranca lo que llevamos dentro, porque nos hace sentir (como cuando éramos niños, sin corazas), pero con consciencia (como cuando somos un poco más mayores). Quizás sea esa la verdadera disfunción, la incapacidad para gestionar nuestras emociones, para sacarlas fuera sin drama, y “sobrecompensamos” en otras facetas de nuestra vida (como la intelectual). Quizás sea eso…pero el caso es que a mí siempre me llamó la atención la mezcla de lucidez intelectual con ofuscación emocional…

lunes, 22 de marzo de 2010

"El barco" de Coque...

...Hay canciones nuevas, inéditas, imprevisibles, directas, que te desmontan nada más oírlas...

domingo, 14 de marzo de 2010

As the weird world rolls on

...A veces la vida corre tanto que asusta. Los días acaban y empiezan casi con la misma rapidez que pestañeamos, o, al menos, eso sentimos cuando miramos hacia atrás con perspectiva. En el momento en el que ocurren las cosas, hay muchas que nos provocan despreocupación e indiferencia. Pero hay otras que sólo parecen provocarla por el escaso tiempo que le damos o le podemos dar de reposo. No porque así sea, ni porque debiese serlo...
Mi enero, son recuerdos de una muralla antigüa, de una sala con ventanales y techos altos, de una tarde de sábado en torno a una mesa redonda con mantel rosado, donde aprendí o desde luego fui más consciente de la importancia del ritmo, el sonido y la métafora de un poema, en la voz de Benjamín Prado. De los versos de Octavio Paz, a los de Valente o Alberti, que me hacían pensar que quizás, como nos contaron que también defendía Valéry, la poesía es "la emoción creada en calma". Reconstruida para que el otro la sienta, el que lo lea. Verosímil, significando... Mi febrero despertó entre el bullicio y la gente de una calle murciana. Recordaba lugares de mi visita anterior, pero mis ojos la vieron con más brillo, e incluso me sorprendí como en un hall de hotel, podían recordarse años de amistad y buenos momentos compartidos. En el Fernán Gómez de Madrid, quise empaparme de un género que remiro, descubro y redescubro con más interés, profundidad e intención ahora, no sé si porque yo me he acercado más a él, o porque él se ha acercado más a mí, (en la convergencia, uno nunca sabe quién echó a andar primero, sólo que de pronto hay puntos de encuentro). Poemas perfectamente encajados con canciones de rock, y acordes de guitarra, que sublimaban el efecto por separado de ambos, me llevaron a olvidar por unas horas lo que a veces te cambia el gesto. Y lo cambió, y por eso pude reunirme con mi amiga y sus amigas, para crear vínculos de amigas de amigos, y mostrarnos sabores cocinando juntas. Y, sobre todo, porque llegó el momento en el que estuve contigo hablando de nuestras ilusiones, en un bar que habla de la libertad, también de la nuestra, sobre todo de la tuya, de la que no sentiste, de la que hoy se abre como un mundo lleno de posibilidades que empezarán a verse. Y ellos, los más pequeños, nos enseñaron además que en un día de "ciclogénesis explosiva", se puede reír a manos llenas y comer bocatas al aire libre mientras los leones marinos -que son los que tienen orejas- salen del agua y saludan, si uno quiere. Pero todavía quedaba, en marzo, una comida, y una sobremesa, un más nosotros, y un cumpleaños (uno de los dos que ahora más nos importan y empiezan a desvelarnos).

...Las cosas se reubican, van cobrando poco a poco su orden natural...y habrá más espacio, más tiempo, más reposo, más calma...(o más diversión, cada uno lo que necesite), y compartiremos más cosas y empezaremos nuevos proyectos... (yo, incluso algún día encuentre otra manera de decir manzana...)

domingo, 17 de enero de 2010

Haití llora


Dice Eduardo Galeano que "Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana". Porque ese MAÑANA exista para los HAITIANOS que hoy sufren.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/golpe/duro/pais/estaba/reponiendo/elpepuint/20100113elpepuint_1/Tes#despiece1

domingo, 20 de diciembre de 2009

Argentina (II)


La gente es tremendamente lista y despierta en aquellas latitudes –siempre lo percibí así, allí más-, amable, acostumbrada a vivir en una situación de crisis que siempre acecha, pero sabedora de que en el caos también funcionan las cosas (a su manera, pero funcionan. Son esas inercias inexplicables). Porteños orgullosos de su ciudad y de su río de la Plata, que procediendo en una buena parte de mezcla de identidades supieron crear una propia, distinta, original, la suya (basta pasearse por el barrio de la Boca, o captar algo del talento de Astor Piazzola para darse cuenta). Fieles a sus ídolos, o a aquellos con los que se identificaron alguna vez, añoran en todos los políticos al gran Perón, y escuchan a Sabina, en todas las calles, en todas las plazas, en cualquier esquina. En el boulevard de los anhelos que se viven, porque uno se empeña y la suerte le acompaña, en el Viejo Almacén de San Telmo, un violín y un bandoneón melancólico, me trajeron un último recuerdo: mi primer paseo por las calles de la ciudad más austral -Ushuaia-, con la mochila al hombro, y aquella mañana de fines de primavera, de viento, frío y sol, en la que, rodeada de bosques de lengas y niros, y de los Andes nevados en su parte más alta, observaba con cara de satisfacción y asombro el canal Beagle y la bahía de Lapataia de Tierra del Fuego… Otro horizonte...