sábado, 27 de septiembre de 2008

...Y va viniendo (y eso que queda...)



Pasada la tempestad llega la calma. Una paloma pasea tranquila entre los setos que bordean la carretera. Yo la miro por un claro. Es blanca. Y parece hacer muecas con el pico cuando se deja rozar por algunas hojas que sobresalen al corte simétrico de las matas. Es una carretera en medio de la ciudad –como dijo mi niña cuando la vió- y eso hace que la paloma, los setos, y yo –que miro desde la ventana de mi coche mientras el semáforo está rojo-, sintamos “un momento de pausa” a camino entre los alrededores y el centro… La luz que me hace guiñar los ojos es preciosa. Esta luz de otoño que sublima los días. Llevo los mejores relatos de Tolstói en formato liviano de bolsillo -me los acaban de poner en la mano y los he cogido-. Sonrió. Oigo el punteo de una guitarra española en la radio, y luego, y por derivación, me viene a la cabeza no Viky sino Cristina, la de la última película de Woody Allen, y el “entretenimiento sosegado” que me produjo este personaje “como despreocupado y tranquilo, que experimenta y parece saber lo que no quiere después de probarlo”. Voy sin expectativas -no siento tener ninguna, al menos-. Y en ese estar, cuando llego, te encuentro pegada al cristal, casi sin parpadear, mirando a las jovencísimas patinadoras que recorren velocísimas la pista de hielo…y me sitúo a tu lado, y me pongo también a mirar, claro. Absorta, también. En la belleza, en la armonía. En el blanco que reverbera de la pista, en la calma. En la calma que está llegando poco a poco después de la tempestad...y eso que queda...

27 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Parece una calma de buena calidad, de esas que duran tiempo y permiten curar heridas.

Besos.

Sirena Varada dijo...

Una paloma blanca entre el verde de los setos: un vestigio para saber dónde estás y que la pasada congoja ya no adereza tus pasos. Que los recuerdos se disuelven, que las fuerzas vuelven, que se abre la puerta, que todo se aclara...

Que sí, que en un momento de calma la vida se reconcilia con nosotros.

Un beso

momo dijo...

Y va viniendo.y entre lo que se va , hay algo que se queda siempre enganchado como haciendo poso, porque en realidad eso es estar vivo.estoy de paso pero me acuerdo de tí. Un beso

coco dijo...

Sin duda es la mejor de las calmas. Yo algún día, cuando sea mayor, también quiero aprender a ir sin expectativas. Me hace una ilusión.

esperanza dijo...

Cierto que este verano, con menos incendios, ha sido espesito y sofocante.
Celebro que las luces del otoño y el frío en los pies, cuando no acertamos con la ropa (que eso trae el "de entretiempo") te hagan sentir esa calma que llega de dentro, de donde nace.
Y quedarte pegada a un cristal, sin prisa, sin reloj...sin saber ni preocuparte de cuantificar ese tiempo de tregua, de sosiego.
Me haces sonreír...desde dentro. Buenos días.

NoSurrender dijo...

Tolstoi es una buena opción para el invierno que nos llega. Sobreviviremos a él, ya verás. Y si no, entonces dejamos a Tolstoi y leemos a Cormac McCarthy.

Salud!

ybris dijo...

Sí. A menudo es sólo cuestión de quietud y saber mirar o escuchar para que que la belleza quede.

Besos.

libertad dijo...

:) Esperemos que así sea, torosalvaje. Besos

Sí, yo también lo creo así, Sirena Varada. Gracias. Otro beso para ti.

Gracias, Momo, gracias por pasarte aun estando de paso. Un beso grande.

Jajaja...esto es una casualidad... yo también quiero aprender cuando sea mayor, Coco. Un beso!

Pues las sonrisas siempre son bien acogidas por mí, y más si nacen de dentro, querida Esperanza. Un beso grande

Si lo crees, lo creeré yo también Nosurrender. Gracias!

libertad dijo...

Ybris!! ...qué alegría que estés aquí! y que te pases, habiéndote ido. Esa generosidad tuya... Gracias, muchísimas gracias. Cuidate mucho y estate bien, vale?
Besos y abrazos para ti.

Anónimo dijo...

Siempre vuelve la calma y cuando vuelve empiezas a echar de menos la tempestad. Somos así.

Anónimo dijo...

ME ENCANTA SENTIR, SER PARTICIPE DE TU HISTORIAL VITAL. TE QUIERO

manuel_h dijo...

bonita calma, aunque hay que saber verla

libertad dijo...

No hecho de menos esta tempestad, Bo. Que volverá, quizás, pero no, no la echo en falta, nada. Un beso!

Gracias anónimo...cuando aparecéis sois mi impulso para seguir teniendo "historial vital", lo sabéis. Yo también, y mucho, mucho.Todo.

Supongo que está ahí muchas veces, y somos nosotros los a veces estamos ciegos para ella, Manuel H. Un beso

Fernando dijo...

siempre recorrerás caminos de lluvia...es iumposible no empaparse cuando uno siente..besos cielo.

libertad dijo...

Será así, Fernando. Será así.
Un beso grande

Isthar dijo...

Me gusta tu pausa tranquila, la quietud de la calma cuando el mundo acaba de disolverse bajo los rugidos de la tormenta y vuelve a su estado, pausada y lentamente. El otoño es una buena estación para la calma, para retornar a alguna parte,no sé exactamente a donde,pero al menos a un estado tranquilo, de sosiego, de paz...

Poco a poco Libertad, que la precipitación da inestabilidad y cuanto más despacio llegan algunas cosas lo hacen de forma más firme. Poco a poco, y que podamos volver a sentirnos tranquilas... de nuevo.

Un abrazo inmensamente fuerte, y mi deseo de que esta calma traiga a tu vida la tranquilidad que necesitas.

Melpómene dijo...

Suena muy bien. Suena a tranquilidad, a sosiego. Aprovecha. Un beso

libertad dijo...

Isthar, tienes mucha razón, mucha. Tú lo sabes bien. Lo sabemos bien ambas. Otro abrazo inmenso para ti. Ojalá sea como tú dices.

Sí, bueno...aprovecharé. Besos grandes, Melpómene

Anónimo dijo...

La vida suele portarse cuando no mostramos perspectiva alguna ante ella. Vas por buen camino.

Besos orgiásticos

libertad dijo...

No sé si la vida se porta, o nosotros la vemos de otra manera. Gracias.
Un beso, Ella

Anónimo dijo...

Qué bella eres tú también.
Besos mil!

Ana dijo...

Supongo que se trata de sacar lo bueno de las tempestades (que lo tienen) y disfrutar de la calma, y prolongarla todo lo posible.

Si consigues todo eso, dime cómo lo has hecho, por favor :)

Un beso.

UMA dijo...

Una belleza, mirar y poder ver y que ello nos extienda hacia dentro.
Llega el otoño y con èl una manera de ver, la calma con sus fulgores ocres bajo "esa" mirada.
Siempre se aprende, con estas pequeñas cosas sabe a un dulzor indescriptible, que bien lo decìs, Libertad.

Un abrazo.

libertad dijo...

En ello estamos, Tormendo, sólo en ello estamos...

Gracias, Uma. Cuando vos apareces me recordas a la primavera y sus colores.
Un beso grande

Simplemente Olimpia. dijo...

...queda...en la retina de tus palabras aún queda el sabor agridulce, el tenue rumos del pasado...pero eres capaz de sacudirtelo para mirar con ojos ávidos el siguiente estadio...y llega, y te acoge.

El otoño es lo que tiene...en mi caso..."hago aguas".
pero me encnata venir a guarecerme bajo tu manto de palabras.

Y de nuevo domingo.

Contigo. Olimpia.

libertad dijo...

Gracias Olimpia. Gracias por esa empatía de domingo y de letras. Me paso habitualmente por tu casa, y te echaba de menos. Es otoño, es domingo como tú bien dices...y estoy aquí (aunque ahora sea tiempo para ti de hacer aguas)

Un beso fuerte
Contigo

libertad dijo...

La fotografía es de MAGD.